Lo decimos en el Día del Trabajo: Sin laburo, no hay presente, porvenir, destino ni salida alguna…
Hoy, más que nunca, debemos volver al trabajo, como instrumento primordial y fuente esencial y fundamental del crecimiento, el desarrollo, el avance progresista y la fructífera prosperidad de las naciones y, la dicha, la satisfacción espiritual, la plena realización y el mejor bienestar de las sociedades, las comunidades y los pueblos.
Hoy, más que nunca, debemos volver al trabajo, dejando atrás, el nefasto y fatal círculo vicioso del siempre lo mismo y del más de lo mismo, donde ganan los chantas, los chorros, los vulgares vendedores de imagen y los que viven de arriba; pero pierden, se perjudican, se empobrecen y, hasta se funden los laburantes, quienes de un modo anónimo y silencioso, construyen la bendita patria nuestra de cada día; esas personas buenas, nobles, decentes y honradas, que trabajan, luchan, se esfuerzan y sacrifican y, abonan puntualmente sus impuestos y cargas tributarias.
Hoy, más que nunca, debemos volver al genuino y dignificante trabajo, librándonos de las chantas, los chorros y los vulgares vendedores de imagen, de siempre, cuyo única finalidad o propósito – para mantener y sostener sus prebendas, privilegios, acomodos, impunidades judiciales y beneficios pecuniarios -, consiste en que no cambie nunca nada, y todo siga igual o peor de lo que está… Los chantas, chorros y vendedores de imagen, destruyeron y mataron los valores y principios morales, la verdad, la justicia, la educación y la enseñanza y, la sagrada y sublime cultura del trabajo… Infortunadamente, ellos impusieron un esquema o modelo de país, que nivela e iguala siempre hacia abajo, con ignorancia, marginación, frivolidad, pavada, empobrecimiento progresivo y miseria; un país decadente, desalentado, superfluo y vacío de contenido, que no nos lleva ni conduce a ninguna, ninguna parte… Los chantas, chorros y vendedores de imagen, engañan o engrupen, distraen, entretienen, confunden, envuelven e idiotizan a la gilada, cada día, con una pantalla televisiva o una densa cortina de humo distinta; mientras transcurre el tiempo inexorable, se agota y esfuma nuestra existencia; no cambia nunca nada y, todo continúa igual, igual o peor de lo que está… La tan repetida historia de siempre lo mismo y, el más, más de lo mismo…, para no cambiar o modificar nunca, nunca nada…
Si la sociedad, en una mansa, paciente e inoperante actitud de resignación conformista, acepta, tolera, se banca, naturaliza y ve de manera normal, la actual realidad y el proceder de los chantas, chorros y vendedores de imagen, seguramente, jamás cambiará nada, y todo proseguirá siendo siempre lo mismo, por tiempo indefinido… Si la sociedad acepta todo, jamás, jamás cambiará nada…
No podemos aguardar resultados distintos, haciendo siempre lo mismo; los pueblos que olvidan su pasado, están condenados a repetirlo; para que triunfe el mal, sólo se necesita que los buenos no hagan nada, a fin de impedirlo y, los Hombres como los árboles, se conocen por sus propios frutos.
Hoy más que nunca – y lo puntualizamos y subrayamos en la conmemoración del Día Internacional del Trabajo -, los argentinos, para bien del país y de nuestra patria, debemos volver o retornar al saludable y luminoso camino de los valores morales, la justicia, la verdad, la educación y el laburo; recobrando o recuperando, ante todo, la sagrada y sublime cultura y la escuela del trabajo. Sin trabajo, de nada sirven los planes y programas económicos… Sin trabajo, no hay producción, mano de obra, crecimiento, desarrollo y generación de bienes y riqueza… Sin trabajo, no hay presente, futuro, destino ni salida alguna… Volvamos entonces, al trabajo, la fe, las buenas expectativas, la alegría, el optimismo, las ilusiones, los sueños y, la esperanza mayor y más hermosa… Qué así sea.
Procurador Carlos Armando Costanzo.
Volvamos al laburo, por el procurador Carlos Armando Costanzo.
Fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia de Folklore de la provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.
Volvamos al laburo
Volvamos al laburo cotidiano,
de una forma pulenta y muy constante,
con el cuore feliz y palpitante,
hondo embale, tesón y forte mano.
Volvamos a yugarla, nunca en vano,
y que siempre cinchando hacia delante,
ya no pierda el mistongo laburante,
y se pianten el curro y el afano…
Volvamos a un gran kilo de pujanza,
los valores, un cacho de esperanza,
el esfuerzo y las ganas de vivir…
Qué ninguno te engrupa, bien seguro,
te la bato clarito: Sin laburo,
no hay presente ni existe porvenir.