Intentan reflotar la idea, que ya habían planteado, pero sin éxito. Los argumentos a favor y en contra.
Un grupo de gobernadores, del oficialismo en su mayoría, pero con presencia opositora y de partidos provinciales, volvieron a presionar ayer para que se suspendan las elecciones PASO de este año, en una reunión que mantuvieron con el presidente Alberto Fernández en la localidad riojana de Chilecito.
El planteo ya había sido formulado a Fernández al término de un encuentro en la Casa Rosada el año pasado y el presidente había dicho que lo respaldaría, pero si existía un consenso entre el oficialismo y la oposición para cambiar las reglas de juego electorales. Después, la iniciativa se desinfló.
Pero ahora los gobernadores volvieron a intentar ponerla en agenda. El movimiento coincide con el recrudecimiento del ritmo de contagios de Covid-19, lo que podría dar argumentos para avanzar con la suspensión. Sin embargo, el inicio de la campaña de vacunación operaría como un factor en contrario.
Sin definiciones, desde la Casa Rosada volvieron a hablar de la necesidad del consenso. Pero el contexto va cambiando: La semana pasada el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, anunció que en su provincia las elecciones se realizarán el 4 de julio, antes de la fecha prevista para las PASO nacionales, que serían el 8 de agosto.
¿Qué sentido tendría suspender a nivel nacional si después en las provincias desdoblan? No es el único inconveniente posible. El caso bonaerense plantea otro: Aunque quisiese plegarse a una suspensión de PASO nacionales, Kicillof está obligado a un acuerdo con Juntos por el Cambio para repetir el movimiento en las categorías provinciales. La oposición ya le puso el precio a ese eventual sí: quiere boleta única papel.
Por ahora, las miradas están puestas en febrero o marzo. Es difícil que si en ese momento no se concreta una suspensión pueda hacerse después, por una cuestión de tiempos: el cierre de listas nacional operaría el 19 de junio.