A continuación de un momento musical a cargo de Nico Muchiut y Maxi Bertoldi, rodeado de amigos, Adrián Vila presentó este sábado su más reciente obra: “Mi padre se escapaba en su caballo negro y Carrera de Bicicletas”, en las instalaciones de la Sociedad Francesa.
El evento contó con palabras introductorias de la reconocida escritora Liria Evangelista, quien trazó una visión sensible de este poemario. Además, se llevó a cabo la lectura de distintos poemas del libro por diversas voces como Daniel Casas Salicone, Rosana Delucchi, Sofía Massacane, Renata Defeanchi, Elena Garritani y Cielo Mastrantonio, quienes lograron transmitir al público la esencia del libro.
Esta obra poética constituye una compilación de versos escritos en diferentes etapas de la vida del autor: los años 90 y los primeros años del siglo XXI, así como los tiempos más recientes vividos durante la pandemia de Coronavirus. A través de su poesía, Vila explora la complejidad de los horizontes de la frontera: un espacio que no sólo delimita territorios, sino que también define identidades -los fronterizos- y permite que la poesía manifieste su poder de existir en ese límite permanente entre lo conocido y lo incierto -en la frontera-.
Durante el evento, al compartir su poema Dunkerque, Vila reflexionó sobre el significado del arte al que define “como un momento de sensibilidad de una persona frente a un texto o una obra” y declaró su rechazo hacia las actitudes cancelatorias del presente: “Desprecio a la gente que multa cada día, que te espera para ver en qué fallas y cancelarte”.
“Mi padre se escapaba en su caballo negro y Carrera de Bicicletas” no sólo es solo un libro (o dos), sino también una ventana abierta a la vida de su autor. En sus páginas resuenan ecos de los años 70; transformaciones y continuidades.
Aparecen también recuerdos nítidos e impregnados de emociones: el camello negro de su padre como símbolo vívido, la imagen joven y reluciente de su madre en tonos dorados y verdes, las aventuras inspiradas por Robin Hood, la Plaza Colón y Salamanca, la música de Queen, la experiencia del abandono, la influencia del viejo Lynch y, como telón de fondo, los gringos que solían pasear en bicicleta por el pueblo cuando se celebraba alguna reunión o partido importante.
Todos estos elementos componen un universo cargado de significados que nos invitan como lectores a sumergirnos en espacios límite entre realidad, memoria y poesía. “No podemos ir en contra de nuestra historia, un mea culpa por nuestras lecturas lúmpenes”.
A.V.