A partir de las críticas realizadas por el bloque de concejales de Juntos por el Cambio y Frente de Todos por la ausencia parcial del intendente en la sesión de apertura del Honorable Concejo Deliberante, me veo en la obligación de defender la acertada actitud adoptada por Guillermo Britos.
En primer lugar, el intendente no habló de la ilegalidad de la sesión, sino de irregularidad. En ningún momento Britos ni los concejales de su espacio cuestionaron la validez de la misma.
La sesión del lunes por la noche no deja de ser democrática por los escasos minutos que se ausentó el jefe comunal y mucho menos por no haber continuado una tradición, algo que poco tiene que ver con la democracia y que no sucede en ningún otro distrito de la provincia.
¿Cómo podemos considerar que “romper con la tradición” es sinónimo de autoritarismo?
El incumplimiento de la ley es lo único que hace temblar nuestra democracia y hacia ese lado debemos apuntar.
Suena contradictorio que se hable de tradiciones, entendidas como cuestiones éticas. ¿Dónde habrá quedado la ética al negociar entre los partidos perdedores para arrebatarle la presidencia del Concejo Deliberante al partido del intendente ganador?
Vaya uno a saber cuáles fueron los motivos que llevaron a dos ideologías antagónicas, a acordar y bastardear la legitimidad de un gobierno elegido por 23 mil chivilcoyanos. Ese es el tipo de actitudes que a algunos les han dado magros resultados en las últimas tres elecciones.
Siempre se agradecerá la ayuda y los acercamientos que los dirigentes locales gestionen en beneficio de Chivilcoy, aunque en algunos casos ese momento ya pasó. Necesitamos la atención de quienes hoy gobiernan en la provincia y en la Nación, no de quienes ya se fueron. Los ofrecimientos ahora sólo sirven para los títulos de diarios y portales.
Juan Ignacio Felice
Concejal
Consenso Federal