Más de la mitad de los consultados (57%) incorporó a Cristina Kirchner en sus respuestas. Al igual que para ejercer el voto, algunos piensan en ella en términos de esperanza y otros de miedo. Ambas son formas de ser influyente, y lo mismo sucede para Mauricio Macri.
Por Lic. Jorge Daniel Giacobbe
Director de Giacobbe & Asociados
Después de veinticinco años continuos realizando el Ranking de Influyentes, sabemos que es absolutamente excepcional que el listado no sea encabezado por el presidente en ejercicio.
Resultados como los de este año han sucedido pocas veces, y aparecen en cada momento en que los argentinos dudan sobre “quién corta el bacalao» en el poder. En 2008 y 2009 por ejemplo, Néstor encabezó ambos rankings, pero su esposa ejercía la presidencia.
En 1995 lo encabezó Domingo Cavallo siendo ministro de economía de Carlos Menem. En 1999, 2000 y 2002 el riojano resultó primero cuando ya no ocupaba el sillón de Rivadavia. En el 2001 volvió a ser el economista cordobés.
Es obvio que con el correr de las semanas ésta confusa situación tenderá a aclararse. Así debería ser para bien de todos. De resultar como suponemos, Alberto Fernández irá convirtiéndose en el más influyente, pero aún tiene que lograrlo. Y la tarea no es menor, pues la dimensión política de Cristina lo jaquea.
Demostrando que la última elección presidencial todavía es tema, la nómina incluye a cinco de los seis candidatos que disputaron las generales, y resulta evidente también que la polaridad representada por Macri y Cristina sigue fresca.
Una verdadera mezcla heterogénea y provocativa escolta desde lejos al trío que debe desatar el nudo de la incertidumbre. Argentina resulta siempre confusa e interesante a la vez.