El sábado, en el marco del 30 aniversario de Fotogalería 22, se inauguró en el Museo de Artes Plásticas Pompeo Boggio la muestra “Zona Sur”, obra del fotógrafo Alfredo Srur, que llevó a cabo a partir de un recorrido que viene transitando desde el año 2009 por Constitución, Barracas, La Boca, Pompeya y Parque Patricios.
Asimismo, durante la muestra se proyectó un documental relacionado al trabajo de Srur y a continuación la Curadora Micaela Cartier y Daniel Muchiut -Curador de la Fotogalería- y uno de los fundadores del espacio, le hicieron preguntas al autor dando lugar al público a participar de la entrevista.
Cabe destacar que “Zona Sur” consiste en un ensayo sobre un recorrido que Srur comenzó a transitar hace más de diez años, del cual hizo paisajes y retratos fotográficos, caminando las calles del Sur de la ciudad, utilizando su antigua Rolleicord de 1955. De los personajes de sus retratos, seres solitarios y casi siempre atravesados por la violencia y el abandono de un sistema excluyente, pudimos conocer parte de su intimidad a través de los audios que el propio Alfredo registró y que sumó a la gráfica del audiovisual.
En este marco, en diálogo con la prensa, Daniel Muchiut manifestó que “continuando con la celebración de los 30 años de la Fotogalería 22, tenemos la inmensa alegría de tener a uno de los autores más importantes de la Argentina”, y en relación reveló que “Alfredo Srur expuso ya en dos oportunidades trabajos que quedaron para siempre en la memoria de nosotros, ´Giovanni no quiere ser Rambo´ en 2005 y ´Ciudad del Este´ en 2011”.
En este sentido agregó que el autor vuelve al Salón “porque lo convocamos en esta elección de tener lo mejor de la fotografía argentina y creemos que Alfredo lo es. El viene de exponer en Berlín y ahora vino a acompañarnos para apoyar esta movida, que es muy importante sostener para el arte de Chivilcoy, es una patriada que nos jugamos todos por mantener un espacio y sostenerlo porque creemos firmemente en el arte verdadero, en el amor por la imagen. Acá hay un grupo cada vez más grande y no dudamos que van a seguir sosteniendo este espacio”.
Por su parte, en relación a su trabajo, Alfredo Srur explicó que “es un trabajo que no está del todo finalizado. Terminé de fotografiar en el 2014 y cada tanto sigo haciendo alguna foto más. Después de ´Zona Sur´ tengo otros trabajos; hice una muestra hace poco en el FoLa (Fototeca Latinoamericana); también un trabajo que hice interviniendo en un archivo de un fotógrafo de principios del siglo XX en Argentina, con los negativos de vidrio de él”.
“Después estoy haciendo otro trabajo que se trata sobre la disputa que hubo sobre la autoría de la invención de la fotografía en el siglo XIX y tengo un trabajo de retratos y paisajes que hice en varios viajes de Europa en los últimos diez años, retratando la inmigración”, agregó Srur.
Más tarde, haciendo hincapié en ´Zona Sur´, apuntó: “es uno de mis últimos ensayos de la calle en Buenos Aires. Haciendo fotos fueron más de cinco años, pero durante diez años transité esa zona y después de querer hacer esas fotografías y no hacer ninguna, me puse a hacer fotos durante cinco años”; con respecto al trayecto explicó que “no hay una programación de recorrido, no me propuse hacer un ensayo, simplemente tenía el deseo de interactuar con algunas personas que veía durante los recorridos que hacía yendo a mi trabajo o a mi casa”.
Además, destacó que el mismo “surge por una necesidad de ver el abandono de parte del estado en esos barrios, una especie de colapso cultural que me parece que existe en nuestra cultura argentina, y de poder hacer retratos de personas que me llamaban la atención en su fortaleza, cómo hacen para seguir a pesar de todas las dificultades que tienen, haciendo un recorte de una amplia gama de personajes que están en los barrios del Sur y su relación con el Conurbano Bonaerense”.
Más tarde, haciendo referencia a sus comienzos en el proyecto ´Zona Sur´, reveló que empezó “en un momento de crisis personal y de estar viviendo un momento de mucho caos, una sensación de soledad personal grande. Entonces hablando con personas que sentía que tenían una soledad similar surge una empatía, una identificación con las personas, y cierta atracción de no entender al otro y practicar el retrato fotográfico que me parece que es una técnica extraordinaria para mostrar algo de lo humano”.
Por último, en relación al audiovisual que se proyectó durante la muestra, sostuvo que “incluí fotografías digitales, porque la muestra es solamente de la parte de fotografía analógica en blanco y negro, que tiene que ver con la tradición fotográfica; y en el audiovisual hay entrevistas que hice porque me parece que faltaban algunas voces. A determinadas personas les hacia un cuestionario que tenía que ver con preguntas existenciales sobre sus pensamientos, su vida, su infancia”.
Sobre la infancia como pregunta existencial, opinó que “es muy determinante en todos nosotros, y en muchas de estas personas que fotografié han tenido infancias muy difíciles y traumáticas. En el audiovisual hay también algunas escenas que me encontré en la calle, que no fotografié pero que en una oportunidad filme con un celular, y algún recorrido que hice por el barrio caminando”, y en este sentido concluyó afirmando que “las fotografías son en blanco y negro, y en el audiovisual hay mucho color, algo distinto y más completo por la cantidad de soportes que tiene”.