El reciente acto de entrega de viviendas en el Barrio San Ceferino, encabezado por el gobernador, ha generado recuerdos poco gratos en la comunidad de Chivilcoy, dado a que la ceremonia se vio empañada tras conocerse que varios propietarios tuvieron que devolver las llaves debido a que las viviendas aún no estaban completamente terminadas.
Según se confirmó, muchas de estas unidades requieren trabajos pendientes de pintura y albañilería, además de la bajada de la línea de energía eléctrica, que aún no se ha concretado.
Las críticas no se hicieron esperar, ya que el evento fue percibido como un uso político de estas viviendas y sus propietarios, dejando en evidencia que se privilegió la visita del gobernador a la finalización de las obras.
Este episodio recordó a los vecinos situaciones similares ocurridas en el pasado, como el caso del Complejo Federación. Durante un acto pomposo, cargado, protagonizado por el entonces candidato presidencial del kirchnerismo, Daniel Scioli, y el exministro del Interior, Florencio Randazzo, se inauguró la Torre I del Complejo. Sin embargo, las viviendas no estaban terminadas, y hasta el día de hoy permanecen en estado de abandono.
Lejos de convertirse en hogares para las familias, esas estructuras se han transformado en símbolo de promesas vacías y la falta de planificación que caracteriza a la política argentina. A pesar de los reiterados anuncios sobre la reactivación de las obras, todo queda detenido en un estéril bloque de cemento que sólo evidencia inoperancia y tristeza. Por otra parte, aunque con características distintas, los vecinos también reclaman avances en el Plan Federal de Viviendas. Este proyecto abarca cinco barrios, de los cuales hasta la fecha sólo en tres se ha avanzado en sus refacciones, mientras que los dos restantes enfrentan conflictos debido a ocupaciones ilegales.
En relación a esto, en 2022, el gobierno municipal anunció la reactivación de 145 viviendas repartidas en varios sectores de la ciudad, pero al día de hoy ninguna ha sido entregada y no hay información fehaciente sobre si están completamente terminadas a la fecha. Estos casos, aunque diferentes en sus detalles, tienen un denominador común: la ineficiencia en la gestión estatal de proyectos habitacionales. Todo esto ocurre mientras el déficit habitacional sigue siendo una realidad desesperante para cientos de familias, agravada aún más por los elevados costos de alquiler.
En este contexto crítico, la falta de resolución y la politización de las viviendas sociales no hacen más que perpetuar el problema. Para muchos vecinos, lo que podría ser una solución se convierte en otro ejemplo más del desinterés y la improvisación que dominan tantas decisiones gubernamentales en Argentina.
A.V.
Se parece a Cristina Fernández cuando inauguraba una Canilla o una Pared.