El joven ciclista Maxi Sala fue reconocido como «Deportista Destacado» por el Concejo Deliberante de la ciudad, un homenaje a su impresionante carrera que incluye victorias recientes en el Campeonato Provincial. Sin embargo, detrás del brillo de los trofeos, el adolescente de 15 años enfrenta un desafío diario: entrenar en las rutas locales, donde la falta de infraestructura y la imprudencia de los conductores ponen en riesgo su vida. En una entrevista, comparte su alegría por el reconocimiento, su disciplina férrea y la cruda realidad del peligro que enfrenta.
Maxi Sala, un nombre que resuena cada vez con más fuerza en el ciclismo nacional, fue homenajeado en el Concejo Deliberante. Visiblemente emocionado, el joven deportista expresó su gratitud y reafirmó su compromiso con el deporte. «La verdad que estoy muy feliz y orgulloso, vamos a seguir trabajando para tener muchos mejores resultados», aseguró, destacando que este tipo de reconocimientos lo «motiva a saber que interesamos, que están pendientes de nosotros».
El reconocimiento llega tras una serie de logros notables. Tras su regreso de Bélgica, Sala demostró un nivel excepcional en las competencias locales. «Pude ganar la fecha del campeonato provincial, quedándome con todos los sprint, gané todo», relató sobre su victoria en Bella Vista. No conforme, al día siguiente se impuso en su categoría en Capitán Sarmiento y logró un cuarto puesto en la categoría Élite, compitiendo con ciclistas de mayor edad. «Creo que estoy teniendo un muy buen nivel», afirmó, atribuyendo su rendimiento a la rigurosa preparación que trajo de su temporada en Europa.
Sin embargo, la rutina de un ciclista de élite en Chivilcoy es una carrera de obstáculos. Consultada sobre sus lugares de entrenamiento, Sala explicó la falta de opciones seguras. El circuito local es inaccesible por las mañanas debido a controles de motos, y la avenida de Tomaso y el acceso presentan obstáculos que impiden un entrenamiento fluido. «El único lugar que tenemos es la ruta, así que yo sé que mucha gente se queja, pero bueno, tienen que saber entender también que es lo único que tenemos para entrenar», sostuvo.
La ruta, lejos de ser un entorno seguro, se ha convertido en una prueba diaria de supervivencia. «Salgo y no sé si vuelvo. Esa es la verdad», confesó Sala con notable sinceridad. El ciclista lamentó la falta de respeto de muchos conductores, que los insultan o incluso les arrojan sus vehículos encima. Con apenas 15 años, el joven lamenta la falta de empatía. «Gente grande te toca como si nada, y si tu hijo algún día sale ciclista, no te gustaría que le hicieran eso», expresó. La angustia se extiende a su familia: «Mi papá tiene miedo, si tardo un poco más me llama, ‘che, ¿estás bien?, ¿te pasó algo?'».
Pese a los riesgos y las dificultades, Sala mantiene una agenda repleta que combina su pasión con las responsabilidades diarias. «La verdad que sí, es difícil, pero creo que es lo que me gusta», afirmó, enumerando su rutina de gimnasio, escuela y entrenamiento. «Todos mis días básicamente son así para que vean que se puede entrenar, estudiar y hacer todo, no soy un diferente al resto», sentenció. Su mensaje final es de perseverancia y disciplina: «Hay que tener ganas, disciplina, todo se puede lograr».
De cara al futuro inmediato, Sala se prepara para competir en una nueva fecha del campeonato provincial en Bragado. «Espero poder hacer una buena performance, intentar ganar como siempre», concluyó, reflejando el espíritu inquebrantable de un deportista que no solo busca la victoria en la pista, sino también la seguridad en el camino.
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