La tala de los emblemáticos álamos que bordeaban la calle 576 generó un profundo malestar entre los vecinos, que denuncian la falta de control por parte del Ejecutivo municipal y cuestionan la autorización otorgada para remover un arbolado que formaba parte de la identidad del barrio.
Hace algunos meses, una vecina había advertido públicamente sobre la intención de talar estos árboles, alertando sobre el daño ambiental y paisajístico que implicaría. Lamentablemente, la advertencia se hizo realidad. “Lo hicieron visible con gran dolor y enojo, no solo por lo que hicieron con el arbolado sino también por las consecuencias de una tala sin control, que incluso dejó a la zona sin energía eléctrica y sin que nadie supervisara cómo se llevaba adelante la poda”, expresó la denunciante.
Según relató la misma vecina en sus redes sociales: “Hace un par de meses algunos vecinos de la calle 576 consideraron que el arbolado de álamos que caracteriza esa calle era peligroso. Aclaro que los árboles son añejos; no creo que cuando decidieron mudarse ahí no los hayan visto. La municipalidad, a través del área de Espacios Verdes, les autorizó el recambio de plantas, ya que en ese entonces no era fecha de podas. Se jactan de que ese tipo de árbol no es apto para veredas… ¿Qué veredas? No es la Pellegrini, repito: calle 576”.
El episodio despierta el debate sobre la protección del arbolado urbano, en un contexto donde los vecinos reclaman mayor planificación y control. La falta de fiscalización, sumada al impacto ambiental y las interrupciones en el suministro eléctrico, refuerza la percepción de que el Ejecutivo no está priorizando el cuidado del entorno natural y la preservación de los espacios verdes.