Desde marzo a septiembre proliferan las enfermedades estacionales, por lo que los padres generalmente se alarman cuando el niño o el bebé tiene fiebre, tos, diarrea o vómitos, pero estos síntomas no siempre justifican acudir a las guardias.
Las integrantes del servicio de Pediatría del Hospital municipal solicitan no saturar la guardia y recuerdan que ésta es para situaciones que indiquen riesgo de vida. Fundamentalmente en invierno aumentan las consultas por mocos, tos y fiebre, pero no todos los síntomas requieren de atención inmediata.
«Con las enfermedades estacionales de marzo a septiembre aumentan considerablemente las consultas en la Guardia, por eso debemos tener en cuenta y saber distinguir cuando algo es de gravedad y cuando no”, explicaron.
En este sentido, se enumeró una serie de eventos a considerar: «Deben consultar en forma inmediata en caso de convulsiones, alergias, fiebre en bebés menores de tres meses, manchas en la piel con fiebre, accidentes e ingesta de cuerpos extraños».
«Tenemos que tratar de evitar saturar a la Guardia», expresaron enfáticamente y agregaron que “no podemos ser un expendio de certificados para las escuelas porque esa no es la función que ésta cumple”.
“La guardia es para situaciones de riesgo de vida; no es para certificados, recetas, aptos físicos ni para charlas de alimentación complementaria”, añadieron.
Asimismo, explicaron que “las patologías más graves se atienden primero, no importa el orden de llegada. Por ejemplo, un bebé de un mes con fiebre es mucho más urgente que una fiebre en un niño de un año que está jugando”.
Por último, insistieron en que “para cuestiones que no sean de emergencia o urgencia deben asistir al consultorio de demanda espontánea del Hospital -que funciona de lunes a viernes de 8 a 12 horas- o al consultorio del pediatra de cabecera del niño”.