El senador del Bloque Peronista Norberto García realizó durante la Sesión Especial del Senado Provincial homenaje a 41 años del último golpe cívico militar de 1976.
En ese sentido el legislador de Chivilcoy manifestó que pasaron 41 marzos desde que se produjo el golpe cívico-militar, un 24 de marzo de 1976, lo que no solo significó la interrupción democrática en Argentina, sino que trajo aparejada la violencia institucional más grande que recuerde nuestra historia: muertes, torturas, desapariciones y apropiaciones ilegales de niños nacidos en cautiverio. Un andamiaje comunicacional monstruoso (en una época sin Internet ni redes sociales) y la impunidad judicial en favor de los asesinos de Estado, sostuvieron estos hechos aberrantes.
41 marzos que suenan a poco y sin embargo es toda una vida, vidas que los 30000 compañeros desaparecidos, sus familias y los más de 500 nietos apropiados vieron cambiadas para siempre.
La memoria, la verdad y la justicia dejaron de ser una política estatal. El negacionismo del gobierno, apañado por los grandes medios, vuelve a despertar debates ya superados por la sociedad argentina en base a estadísticas y acciones como había sido la movilidad del feriado del 24 de marzo, un día que nos afecta a todos los argentinos y marcó un punto de quiebre en nuestras vidas.
Nadie discute las grandes masacres o ponen en duda si el pueblo armenio tuvo 877.000 víctimas o 1 millón. A nadie se le ocurre discutir si la cantidad de judíos muertos por el nazismo fueron 5 o 6 millones. O si los colonizadores españoles mataron en nombre de Dios 1 o 2 millones de nativos. Mataron institucionalmente.
El senador García resaltó que “cada vez que se pone en tela de juicio la cantidad de desaparecidos se va esmerilando una etapa de la historia argentina que debe ser grabada en la memoria; una etapa de horror, aniquilamientos, desapariciones y muerte; una etapa que debe servirnos como sociedad para NUNCA MAS repetir los errores”.
El genocidio sucedido en nuestro suelo, nos sigue interpelando HOY con sus secuelas, con sus consecuencias y, sobre todo, con la necesidad y urgencia de seguir luchando por la MEMORIA, la VERDAD y la JUSTICIA.
Nadie se preguntaba cuántos eran los desaparecidos, la inquietud, la preocupación de la sociedad, o por lo menos una parte importante, es que quienes perpetraron esos delitos irreversibles sean juzgados y que finalmente podamos decir NUNCA MÁS.