El 16 de junio de 1955 quedó marcado en la historia argentina como el día en que más ciudadanos murieron, fruto de la violencia armada, con el bombardeo perpetrado por militares de la Marina y la Aeronáutica sobre la Plaza de Mayo en un intento por asesinar al expresidente Juan Domingo Perón, que dejó en pocos minutos al menos 309 muertos identificados, 2.000 heridos, además de mutilados y cuerpos carbonizados sobre los que habían caído 14 toneladas de explosivos.
En un clima de polarización por la sanción de la ley de divorcio un año antes y la convocatoria, el 20 de mayo de 1955, de una Asamblea Constituyente que haría de Argentina un Estado laico, la Iglesia y los sectores conservadores intentaron poner fin al gobierno de Perón que había sido reelecto con el 63 por ciento de los votos.
Esa mañana, el expresidente había comenzado su jornada habitual en la Casa Rosada, aunque estaba advertido de que una anunciada exhibición aérea podía desencadenar en tragedia, porque los golpistas no perdonaban que durante una concentración frente a la Catedral Metropolitana -en el marco de la celebración del Corpus Christi-, un grupo que nunca pudo ser identificado
desplegó una bandera argentina y la quemó frente a los manifestantes.
Según las crónicas, aquel jueves frío y sin sol, la multitud presenciaba el desfile cuando a las 12.40 mientras Perón se había trasladado a un despacho del Ministerio de Guerra, ubicado en la avenida Paseo Colón, 40 aviones de la Aviación Naval y la Fuerza Aérea arrojaron bombas sobre la Casa Rosada y la Plaza de Mayo.
Desde allí pudo escuchar el sonido de los aviones Avro Lincoln y Catalinas de la escuadrilla de patrulleros Espora de la Aviación Naval, coordinados por el almirante Samuel Toranzo Calderón y comandados por el capitán de navío Enrique Noriega.
Los aviones atacantes llevaban pintadas en sus colas una «V» y una cruz, que señalaban «Cristo Vence» y arrojaron las primeras bombas a pocos metros de la Pirámide, en tanto sobre la Casa Rosada cayeron un total de 29 bombas, cuyo peso fue entre cincuenta y cien kilos cada una y otra de ellas destrozó un trolebús repleto de pasajeros.
Simultáneamente, grupos de comandos civiles ocuparon Radio Mitre, anunciaron la falsa noticia de la muerte de Perón y leyeron una proclama golpista, que comunicaba la formación de una junta de gobierno con miembros de las Fuerzas Armadas y representantes del radicalismo, el socialismo y los conservadores.
En respuesta, la CGT convocó a la Plaza a defender a Perón a pesar de su intento por impedirla para evitar más víctimas y a la tarde cientos de manifestantes se concentraron en la histórica plaza y una nueva oleada de aviones volvió a lanzar sobre la multitud una carga de nueve toneladas y media de explosivos.
El más sangriento ataque terrorista de la historia argentina se había cometido ese día.
JUVENTUD PERONISTA CHIVILCOY