Lo cierto es que, ante el panorama actual en relación a los subsidios al transporte, los altos costos de mantenimiento y un cambio de paradigma respecto al rol del Estado, surgen dudas sobre cómo se destrabará el conflicto y cuál será la solución.
A un mes del inicio de la medida de fuerza que dejó a Chivilcoy sin transporte público de pasajeros, todavía no hay novedades al respecto. El conflicto derivó de la exigencia de que se realice la actualización salarial conforme la escala de UTA que establece el sueldo básico de $1.200.000 y la recomposición de una deuda que alegan los trabajadores.
Diez días después el Directorio de EMTUPSE presentó una oferta para llevar el salario básico a 1.060.000 con la posibilidad de renegociar en marzo, que fue rechazada por la UTA. Entonces, el intendente interino, Eduardo De Lillo, hizo hincapié en la “postura intransigente” de los gremialistas y mencionó que “se estaban evaluando posibilidades para asegurar un servicio de pasajeros sostenible en el tiempo”.
Previamente, el intendente municipal, Guillermo Britos, al comienzo de la retención de tareas, había hecho referencia a una posible transformación de la empresa, con el objetivo de mantener al menos los recorridos más usados por los pasajeros, y la posible disolución de EMTUPSE tal como la conocemos.
Los reclamos por parte de los usuarios del servicio continúan y recrudecen por la cercanía del inicio del ciclo lectivo. Lo cierto es que, ante el panorama actual en relación a los subsidios al transporte, los altos costos de mantenimiento y un cambio de paradigma respecto al rol del Estado, surgen dudas sobre cómo se destrabará el conflicto y cuál será la solución.
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