Pintor de obra y letrista, a lo largo de muchas décadas y, auténtico y cabal luchador por su ideología y sus convicciones, fue sin dudas, un verdadero personaje de Chivilcoy.
El pasado 17 de noviembre, del presente año 2024, se apagó la existencia de Rubén Alberto Canale, y desapareció con él, un hombre inquieto y laborioso, hasta el final de sus días; un auténtico y cabal luchador por su pensamiento ideológico y sus profundas convicciones y, un verdadero y singular personaje, dentro del vecindario y en el seno de nuestra comunidad.
Nacido en 1938, y consagrado a sus actividades, como diestro y experimentado pintor de obra y letrista, se formó en la escuela del trabajo, desde la etapa de la infancia y adolescencia; manteniéndose fiel, en todo momento y circunstancia, a ese oficio en el que demostró y evidenció, su invariable pasión y entusiasmo, su particular dinamismo y sus notorias habilidades.
Genuino e insobornable militante de izquierda, siempre jovial, alegre y comedido, luchó y batalló por su orientación política, sus ideales y sus propios sueños, siempre fiel a una ideología y a una misma línea de acción y de conducta, honesta e inquebrantable; pero también, respetuoso de las ideas, las creencias y la filiación partidaria del resto de la gente y de los demás, sin ofensas ni agravios de índole alguna.
Perteneció, de un modo comprometido, tesonero e incansable, a la ONG protectora de perros “Chivilcotas”, que preside la técnica óptica Marcela Morales, y allí, en ese ámbito, supo poner de manifiesto su clara vocación de servicio, su espíritu caritativo, su entrega franca y generosa y, su actitud humana y solidaria.
Hombre de ley, modesto y trabajador, con su bicicleta, sus pinceles, sus baldes y su escalera, a cuestas, en medio de la humildad cotidiana, nos dejó un extraordinario y grandioso ejemplo de coherencia y entereza moral, corazón de lucha, esfuerzo, sacrificio y límpida honradez; ese ejemplo aleccionador y edificante, de aquellos qué son íntegros y consecuentes con sus principios, qué no se venden por monedas, qué no abandonan la causa, qué no traicionan sus mayores y más íntimos ideales…
Por eso, esta sencilla y emotiva despedida para un amigo, Rubén Alberto Canale, quien fue una persona de bien, en el curso de la vida y, a la hora de la muerte y el adiós definitivo, sin dudas, no merecía partir en silencio…