Fue un gran ejemplo profesional, de generosa entrega al prójimo y amplia vocación de servicio.
Un profundo y generalizado sentimiento, de estupor y consternación, suscitó en distintos ámbitos sociales e institucionales, y diferentes círculos y esferas de la ciudad, el súbito e inesperado fallecimiento de la Dra. Mirta Graciela Botto, cuya sorpresiva y penosa desaparición física, trascendió como luctuosa y triste noticia, en horas de la noche, del pasado miércoles 15 de febrero.
Nacida en el seno de una tradicional familia chivilcoyana, cursó sus estudios superiores en las aulas de la Facultad de Ciencias Médicas, de la Universidad Nacional de Buenos Aires, obteniendo su correspondiente diploma de médica, y poco después, animada e impulsada por un noble anhelo de superación, mayor formación académica y, nuevos y sólidos conocimientos, se especializó en la rama de cardiología, y continuó su intensa y vasta capacitación, en las tan acreditadas Universidad y Fundación Favaloro, donde recibió un master en Psicoinmunoneuroendocrinología, supo desenvolver, una estimable y significativa labor, y a la que siempre estuvo, estrecha e invariablemente unida, mediante vínculos firmes y entrañables.
Cálida y afectuosa, humilde y desinteresada, a lo largo de su comprometido y empeñoso ejercicio profesional, en su propio consultorio, en el Hospital Municipal “Dr. Santiago Fornos” o en sanatorios de carácter privado, bajo todo momento y circunstancia, se caracterizó y distinguió por su extraordinaria y admirable calidad humana, su especial sensibilidad espiritual y, su permanente actitud de amplia y espontánea vocación de servicio y franca entrega hacia sus pacientes, el prójimo y los semejantes; conquistándose así, la condigna valoración y el profundo aprecio de la gente, que advirtió y reconoció en ella, a una exponente de la salud, de verdadera jerarquía, auténticos méritos y bien ganado prestigio.
Amiga personal, del eminente e ilustre médico cardiocirujano argentino, Dr. René Gerónimo Favaloro (1923–2000), lo acompañó a nuestra ciudad, en su última visita, cuando llegó el 25 de noviembre de 1994, para tributarle un honroso y justiciero homenaje, en el salón auditórium, de la Biblioteca Popular “Dr. Antonio Novaro”, al calificado médico cardiocirujano chivilcoyano, Dr. Rogelio A. Ventemiglia (h), quien había dejado de existir nueve meses antes, a los 56 años de edad, el 14 de febrero.
Ha fallecido la Dra. Mirta Graciela Botto, y se va con ella, una mujer, ciertamente excepcional, por sus cualidades y virtudes, quien, de un modo sincero y solidario, hizo honor a su profesión de médica, y se prodigó, sencilla y generosamente, a los demás. Pero en la esencia, las íntimas fibras, el sentir colectivo y el corazón de nuestra comunidad, quedarán su rostro alegre y risueño, su cordial y afable simpatía, su expresiva y optimista buena onda y, su hondo y fraterno amor hacia la gente, prendidos a la imagen imborrable de un recuerdo, muy difícil, muy difícil de olvidar…
Procurador Carlos Armando Costanzo
Fundador y director-organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano.