Las bicisendas vuelven a ser tema de preocupación y debate entre los vecinos. Las quejas se repiten: falta de respeto a las señales de tránsito, autos estacionados en las bicisendas y un sistema de ciclovías que está lejos de ordenar la circulación hoy en día.

Las bicisendas fueron pensadas como una herramienta clave para promover el uso de la bicicleta como medio de transporte seguro y sustentable. Sin embargo, a diario se observa que los automovilistas estacionan sobre los carriles exclusivos generando situaciones de riesgo. La falta de controles más rigurosos y sanciones efectivas alientan este tipo de acciones.
Desde el otro lado, los conductores reclaman que en el centro prácticamente no hay espacios disponibles para estacionar, especialmente en horarios pico. La situación se agrava en las zonas donde hay escuelas o clubes, dado que el tránsito se vuelve caótico y la doble fila se convierte en una práctica habitual.
Frente a este panorama, la comunidad coincide en que el sistema de ciclovías necesita una reestructuración urgente que contemple las necesidades actuales de movilidad y ordenamiento urbano.
La planificación del tránsito debería ser dinámica y adaptarse a los cambios en la forma de desplazarse por la ciudad.

Mientras tanto, el desafío es el mismo: hacer convivir de manera segura a peatones, ciclistas y automovilistas, apostando al respeto y a una convivencia vial más responsable.
Por un lado, es necesario reflexionar sobre las medidas que se toman desde el Ejecutivo y el Concejo Deliberante, las cuales parecen no acompañar el crecimiento urbano ni responder a una planificación acorde con las necesidades reales de la ciudad.
Por el otro, también es fundamental cuestionar la responsabilidad individual de cada ciudadano. Las normas están para cumplirse, y es evidente que estacionar en doble fila o sobre la bicisenda, así como circular por ellas en auto o moto, constituye una infracción. Es urgente que se respeten las reglas de tránsito y, aún más, que se respete al otro.
A.V.






