El lenguaje inclusivo no está permitido por la real academia española, ya que en el español el plural masculino indica ambos géneros gramaticales; de igual modo sucede con el desdoblamiento de género que utilizan muchos políticos (decir ambos géneros gramaticales es correcto cuando el femenino y el masculino son palabras diferentes, ejemplo: damas y caballeros).
La lengua española es la segunda más importante del mundo, es muy rica, pero tratan de empobrecerla con el lema de la inclusión, pero lo que realmente se busca es hacer un pensamiento ideológico para imponer sus políticas, pretendiendo convencer a las mujeres de que sufren una opresión machista. Quieren matar la lengua española imponiendo un pensamiento político basado en la agenda del feminismo y la comunidad LGBT. Cabe destacar que se trata de activistas minoritarios muy bien organizados, que, lo que pretenden es robarnos la riqueza de nuestro lenguaje, con el objetivo de captar más votantes.
En el libro el Cantar del Mio Cid se utiliza el desdoblamiento, al igual que antes en las iglesias cuando decían hermanos y hermanas, pero con sentido poético “… El Mio Cid por Burgos entra, lo acompañan sesenta pendones, van a verlo mujeres y varones, burgueses y burguesas por la ventana se asoman…” (esto es una figura retórica que usa el poeta para dar a entender que el pueblo quiere despedirse del Cid, tras ser echado por el rey).
Si bien la sociedad debe estar abierta a todos y eso no suena mal, lo que en verdad sucede, es que existe un aspecto político que hace ejercicio del poder, y en este caso, no es un ejercicio de la ética o la búsqueda de justicia o el estar bien para la mayoría; sino que obedece a intereses políticos y no intereses de justicia.
El lenguaje inclusivo está basado en la hipótesis de crear igualdad en la sociedad. Bajo esta postura casos de violencia, discriminación deberían disminuir, pero esto no es así, ya que hay idiomas que carecen de un género tipográfico (turco, chino, japonés, coreano y muchas lenguas indígenas) y algunos son muy criticados por ser profundamente machistas. Si la hipótesis fuera cierta, en los siglos que estos países han utilizado este lenguaje deberían mostrar importantes avances en materia de desigualdad.
Además, el leguaje inclusivo adolece de visualizar a las personas con discapacidades para que no sean vistas de forma despectiva.
Si alguien no quiere utilizar “el hombre” para referirse a toda la humanidad, puede utilizar el término “la humanidad”, esto demuestra que la lengua española no es machista.
Intentar cambiar la forma en que hablamos por la fuerza, no obedece a ideas de liberación social, imponer cambios en el lenguaje, si recordamos la obra de George Orwell 1984, es una de las formas más terribles de autoritarismo.
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Gabriela Pedemonte
Militante del Movimiento Libertario Republicano | La Libertad Avanza