La meritocracia conlleva un gran contenido de elementos muy devaluados hoy día, se la subestima y empobrece. El diccionario de habla española la define como: “Sistema de gobierno en el que el poder lo ejercen las personas que están más capacitadas según sus méritos.”
Es un concepto que se remonta a la antigüedad, en China, a través de Confucio y Han Feizi. Ambos pensadores propusieron un sistema próximo al meritocrático.
La sociedad meritocrática integra el talento y el esfuerzo que los individuos realicen y lograr así, movilidad social ascendente.
Según Max Weber, el concepto de meritocracia, está ligado a la idea de que “todos los individuos pueden alcanzar una movilidad social ascendente si se lo proponen”; asume que las personas pueden incrementar sus ingresos y ascender en la escala social a través de su talento y esfuerzo y, según Pierre Bourdieu, la meritocracia es el “gobierno de los más válidos”: sinónimo del “gobierno de los mejores”, correspondiente al significado etimológico de aristocracia («aristos», o los mejores, y «kratos», el poder).”
Su concepto se funda en el mérito precisamente. Es decir, conquistar posiciones jerarquizadas con base al merecimiento gracias al talento, al entrenamiento y la educación fundamentalmente que, nutre a la persona con capacidad para competir, con aptitud específica para un determinado puesto de trabajo, en posiciones estelares en el deporte; en las artes, en cualquier actividad y profesión que se ejerza. En este sentido, Ginobile no sería uno de los mejores y reconocidos jugadores de básquet ball si no se hubiera esforzado, trabajado, entrenado para lograrlo. Messi no sería el mejor jugador de football del mundo si no fuera por sus esfuerzos y dedicación. Nadia Comaneci, gimnasta olímpica rumana, no hubiera sido cinco veces ganadora de medallas de oro sin dedicación, entrenamiento y esfuerzos.
En un artículo de Diego Dellemberger en el diario INFOBAE del día 21/9/2020 titulado “Qué hay detrás del ataque al mérito que lanzó el Presidente”, se refirió al ataque que realizó el presidente de manera pública, contra el mérito que despertó en muchos analistas y opositores la idea de que el esfuerzo no merece premio en su concepción ni del gobierno que representa. Causó indignación porque un abogado graduado en la UBA y docente de Derecho, que hoy día es el ejecutor de la presidencia del país, “desprecie lo único que permitió desarrollar a la raza humana que es el esfuerzo y el mérito. Vale para el mundo capitalista, pero también para los países socialistas, e incluso para los que intentaron el comunismo y fracasaron.”
El sustantivo mérito alcanza también al campo laboral tanto en el sector público como el privado porque refiere a destacar el desempeño esmerado del trabajador, su esfuerzo, aptitudes y actitudes, desarrollo, profesionalización a lo largo de toda su vida activa para avanzar en su carrera y mejoras en el desempeño de sus tareas y lograr así ascenso social dentro de la organización al ubicarse en puestos de trabajo de mayor jerarquía y de la sociedad en su conjunto.
No es verdad que para alcanzar el éxito en la vida no sea necesario recurrir al mérito, precisamente por todo lo que implica.
¡No es justo que quién se esforzó, se formó y no solamente en cuanto a la educación formal se refiere, sino en cualquier actividad, profesión, se lo deprecie para que esté a la altura de quién no hizo ningún esfuerzo para alcanzar mérito alguno y espera que el papá Estado lo mantenga y lo que es peor, como muchas organizaciones sociales dirigidas por parásitos sociales, sostienen que “trabajan” de planeros, piqueteros y reclaman un monto de remuneración equiparado al salario mínimo!!!! Lo mismo ocurre con las jubilaciones no remunerativas, quién no aportó nunca a las cajas de jubilación están casi niveladas con las de quiénes aportaron durante toda su vida laboral. Así es que el gobierno introduce el concepto de igualdad de oportunidades, pero eso no sólo es un latrocinio social sino una injusticia, más allá de que la pobreza es una situación real, no se soluciona dándole dádivas estriñendo al resto de la sociedad que trabaja en blanco y aporta, lo que tiene que hacer es dejar de fabricar pobres y gestionar políticas de trabajo y educación que abra oportunidades para todos.
Por lo que acordamos con la expresión del diputado nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Javier Milei, que sostiene: “El que está en contra del mérito es menos que mediocre”.
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Christian Sanzone
Referente del Movimiento Libertario Republicano – La Libertad Avanza
Con la colaboración de los miembros del MLR