Ante declaraciones periodísticas, realizadas por el secretario de Hacienda, Ing. De Lillo, días atrás, observamos con gran preocupación, que está desinformado, o mal informado, o que interpreta de manera errónea lo que le debe comunicar el secretario de Salud, sobre la realidad de numerosas situaciones que acontecen en ámbito de la salud pública de nuestra ciudad.
Uno de los puntos en los que hace mención, es sobre la adquisición de aparatología para el servicio de Neonatología de nuestro Hospital, hecho que celebramos, pero que es indispensable para el uso cotidiano del servicio, absolutamente necesaria, pero nada fuera de lo común, teniendo en cuenta la demanda que tiene de manera local y regional este servicio y la calidad de los y las profesionales con los que cuenta el mismo. Entonces, dotarlas de las herramientas indispensables para que puedan ejercer su notable pericia, no debería ser expuesto como un logro extraordinario, sino como el cumplimiento natural de su rol en el estado.
Otros de los dichos textuales fueron “nosotros no necesitamos más gente, necesitamos más camas, más capacidad de internación”, “al hospital no caía (ése fue el verbo utilizado por el secretario) nadie con obra social, sólo se atendía al sector marginal de la sociedad”. En el primer citado hace alusión al compromiso asumido por una candidata, donde propone la incorporación del personal que quedaría sin su fuente de trabajo, si se consuma el cierre del IMO, dando a entender que, en su gestión, estos trabajadores, no serían necesarios, ni absorbidos por el estado municipal.
En la segunda cita, debemos recordarle, que desde el año 2004, el único efector en Pediatría las 24hs, es el hospital, por lo que desde esa fecha se atienden a todos los pacientes pediátricos, locales o regionales con y sin obra social alguna. Además, en todos los hechos en los que interviene el servicio del SAME, se derivan al hospital (tengan o no obra social) y de igual modo en los diferentes consultorios externos, sin dejar de mencionar que, hasta hace poco tiempo, éramos el único efector de salud en internación de PAMI.
En suma, si es verdad que no se necesitan más profesionales, ¿por qué los pacientes tienen un tiempo de espera promedio de atención de 2 a 4 horas en una guardia, tanto adulta como pediátrica? ¿Le vamos a ocultar a la sociedad que los fines de semana sólo hay un médico en cada guardia? Si sus dichos son reales; ¿por qué no se consiguen turnos para algunas especialidades antes de los 25 o 30 días?
En conclusión, lo dicho por De Lillo no se sostiene por ningún lado, al igual que la gestión en salud del actual intendente. Queremos ser parte de la solución, pero para eso, debemos y exigimos ser escuchados, como representantes de más de 200 profesionales de la salud, que día a día enfrentan éstas y otras problemáticas. Lamentablemente, éste ejecutivo nunca quiso tal cosa y nos cerró sistemáticamente las puertas.
Finalizando, nosotros creemos que son necesarias tanto las camas, como el recurso humano. Si a través de las pobres gestiones en salud de los últimos años se han perdido camas de internación, se han desmantelado poco a poco los CAPS y eso ha llevado al natural aumento de la tasa de uso del hospital, ya que en muchas especialidades es el único prestador, si en esta coyuntura, no necesitamos al recurso humano calificado, cuándo lo vamos a necesitar?, y si lo que se necesitan son camas (cosa que es cierta) y la salud privada no las puede brindar, ahí tiene que estar el estado para cubrirlas… entonces; quienes van a atender esas camas? El aumento del personal de salud no sólo es deseable, es imperiosamente necesario.
Además, en un contexto donde en un par de años van a escasear los enfermeros, debido al cierre de la escuela de enfermería que más profesionales aportaba a la ciudad, responsabilidad total del municipio, donde hasta estaba presupuestado su funcionamiento y arbitrariamente los fondos votados por los ediles, fueron desviados a otro sector. Y si hablamos de los médicos, que se han transformado en los nuevos trabajadores golondrinas, migrando en busca de remuneraciones dignas, aún se vuelven más necesarios estos trabajadores. Lo que no debería haber pasado es que se permitiera llegar al cierre de estos establecimientos, pero esto ya sucedió, entonces, al menos, debemos conservar el recurso humano, que es valor más importante, más difícil de conseguir y que más tiempo lleva producir, ya que camas y habitaciones, aún el gobierno más ineficiente, puede construir en un tiempo razonable, si hace uso de los recursos como corresponde y le otorga a la salud, la importancia que su pueblo merece.