El Instituto Médico del Oeste (IMO) atraviesa una crisis sin precedentes, expuesta a través de múltiples denuncias públicas de empleados y exempleados que señalan un fuerte deterioro en la atención a los pacientes, graves irregularidades sanitarias y un conflicto laboral que involucra directamente a la conducción de la entidad.
Alarma por las condiciones de atención y sanidad
La situación quedó en evidencia con carteles colocados en la fachada del edificio, en los que se denuncia el “abandono de abuelos” y la “falta de insumos, alimentos y medicación”.
A esta acusación sobre el cuidado de los pacientes se suma una emergencia sanitaria: según publicaciones en redes sociales, los residuos patogénicos no son retirados desde hace meses por falta de pago a la empresa encargada. Esto habría provocado la acumulación de bolsas en áreas restringidas, generando un “olor nauseabundo y presencia de insectos”, de acuerdo con las denuncias difundidas.
Acusaciones directas contra la cúpula directiva
El malestar del personal apunta a dos miembros de la conducción. Ambos fueron señalados en pintadas y carteles con acusaciones de distinta índole.
En el caso de uno de ellos, un volante digital lo acusa de “corrupto”, “doctor trucho”, “explotador” y “amenazador de empleadas”. También se cuestionan sus credenciales profesionales y se reclama el pago de haberes atrasados, entre ellos “tres aguinaldos adeudados”.
A una integrante de la plana directiva también se la responsabiliza en carteles que la señalan como “mentirosa” y critican su ascenso jerárquico dentro de la institución.
Escalada del conflicto
La tensión escaló con medidas disciplinarias. El 25 de agosto de 2025, una trabajadora recibió una carta documento que notificaba su despido por “grave incumplimiento de sus obligaciones contractuales”. La empresa argumentó que la empleada no realizó sus tareas “con el cuidado y la diligencia debidos”, calificando su accionar como una “grave injuria laboral” incompatible con la continuidad de la relación.
La decisión se produjo luego de que la propia trabajadora criticara públicamente a miembros de la dirección, a quienes acusó de “no pagar lo que le deben a los empleados” y de “creerse dueños del IMO”.
Antecedentes y reclamos pendientes
La crisis actual no surge de manera aislada. En los últimos meses, trabajadores de la salud y familiares de pacientes ya habían advertido sobre la precarización laboral, los atrasos en los pagos y la falta de mantenimiento edilicio. A estas denuncias se suman pedidos de intervención estatal para garantizar tanto la seguridad sanitaria como los derechos laborales en la institución, que es uno de los prestadores históricos de servicios médicos en la región.
El conflicto permanece abierto y se espera que en los próximos días surjan definiciones que permitan esclarecer la situación y dar respuesta a las demandas planteadas.