Tras finalizar la audiencia conciliación prevista por el juzgado civil 21 a cargo de Luis Sáenz, entre el Presidente de la Nación y la titular del PRO Patricia Bullrich, la dirigente expresó: “Ratifico mi opinión respecto al conocimiento de Fernández sobre la dilación del contrato de Pfizer, que trajo muertes evitables. Nunca me desmintió”.
“Mi abogado, Néstor Balian, le requirió al juez que haga concurrir a la sala de audiencia al presidente. Fernández se negó, seguramente por temor a enfrentarse conmigo. El acto de la audiencia fue irregular”.
El encuentro fue por una demanda que el jefe de Estado entabló a la titular de Pro en virtud de declaraciones vinculadas a las negociaciones para comprar vacunas al laboratorio Pfizer en medio de la pandemia de coronavirus.
En la audiencia de conciliación Patricia Bullrich al ratificar sus dichos afirmó que:
“Vengo aquí, respetando la investidura del señor presidente de la Nación, pero diciendo delante de él, que no me rectifico de mis opiniones ni me disculpo.
Mi compromiso siempre va a ser con la verdad. Aquí lo que está en juego es la posibilidad de que los ciudadanos podamos reclamar que se sepa, con pelos y señales, el contenido de transacciones multimillonarias en las que se puso en juego la salud de toda la población sin la debida transparencia, difusión y claridad.
Al opinar sobre la vacuna Pfizer, obré dando mi visión sobre las medidas adoptadas por el Ministerio de Salud en el marco de la cuarentena: hubo un intento de triangulación de esta vacuna.
Nuestro país había sido designado para recibir la vacuna de Pfizer, al realizarse en la Argentina sus ensayos clínicos en el Hospital Militar. Finalmente se tuvo que salir a comprar vacunas a Putin por los obstáculos puestos por funcionarios de su gobierno. ¿Por qué?
Aun hoy persisten demasiadas incógnitas sobre la forma y los motivos que llevaron a tomar una decisión en lugar de otra; a elegir una vacuna en lugar de otra. Y poder determinar si, finalmente, se cumplieron o no los acuerdos entonces firmados.
Queremos saber si la Argentina fue perjudicada, o no, por decisiones cuyas motivaciones nunca estuvieron claras, en negociaciones desarrolladas fuera de los carriles habituales del comercio internacional y la diplomacia.
Oportunamente mi referencia fue al Ministerio de Salud, a cargo de un ministro que el mismo presidente echó.
Dije también con claridad que el presidente, por su función, no podía desconocer que la vacuna Pfizer entró en las oscuridades de las oficinas públicas, mientras recibía a las autoridades nacionales y continentales de la empresa.
Mis opiniones personales expresaron verdad, y carecen de entidad para dañar al presidente, que sí fue dañado por su propio ministro de salud, al armar un sistema de entrega de vacunas VIP y no comprar la vacuna Pfizer en tiempo y forma.
¿El presidente ignoraba las trabas y la pérdida de las condiciones favorables para la compra de las vacunas?
Mi opinión dirigida hacia el señor presidente, de si él desconocía esa dilación, ¿constituye un daño al honor?
Presidente: el daño es autoinfligido.
Tengo la absoluta, inequívoca y profunda convicción de la veracidad de mis opiniones. Lo que dije es mi opinión, pero es verdad. Hay denuncias penales en curso.
Presidente, me dolió profundamente que, con lo que sufrió el pueblo argentino, usted haya reivindicado públicamente a su ministro echado, un año después, sin demostrar empatía alguna hacia las cientos de miles de familias que sufrieron por la falta de vacunas que, justamente, decidieron no comprar en tiempo y forma.
Ojalá esta causa sirva para que la Justicia investigue todo este trámite, reclame la documentación oficial intercambiada y esclarezca las zonas que aún permanecen oscuras en toda esta operación.
No podemos olvidar que estamos hablando de miles de argentinos que perdieron la vida mientras esperaban la aplicación de un tratamiento al que hubiéramos podido tener acceso en forma casi inmediata a su certificación indubitable”.