Sebastián García de Luca se anima a hablar del peronismo actual y del que viene. Por supuesto, apuesta fuerte a las legislativas y resalta que Macri es el único jefe del PRO.
Sebastián García de Luca, hombre de Emilio Monzó, se desempeña como secretario de Interior de la Nación. Acomodado en su despacho de la Casa Rosada, no teme a las definiciones fuertes, tanto relacionadas al oficialismo como a la oposición. Resalta que Vidal es quien conduce en la Provincia, pero que su único jefe es Mauricio Macri. A continuación, el joven peronista de Chivilcoy y La Tecla, mano a mano.
-Desde la oposición suelen decir que este gobierno es antiperonista…
-No es cierto. Estoy convencido de que el peronismo se hace en base a hechos, la justicia social se practica. Desde el primer día que empezamos a trabajar con el Presidente, en aquel entonces jefe de Gobierno porteño, vimos con Emilio (Monzó) la gran gestión que había llevado adelante en la zona sur de la Ciudad, que era la más relegada. A diferencia de lo que hacen otros, que levantan la bandera, que cantan la marchita y que sólo militan la justicia social cuatro meses antes a las elecciones, Mauricio trabaja muchísimo en ese sentido.
-Macri es peronista, entonces…
-El peronismo no se dice en una unidad básica, en una marcha; se practica. No tengo la menor duda de que Mauricio practica esos valores que uno respeta, pregona y lleva adelante a la hora de trabajar por los pobres. Y lo hace siempre, no solamente cuatro meses antes de las elecciones.
-¿Es bueno que el Gobierno se nutra de dirigentes peronistas?
-El PRO es un espacio realmente diverso, donde interactuamos muchos actores de distintos orígenes e identidades; entre ellos los que venimos del peronismo, como Monzó, Ritondo, Santilli. Por supuesto, hace falta más peronismo, pero no como si se tratara de una fórmula química. No es necesario sumar por sumar. Hacen falta dirigentes que tengan legitimidad ante la sociedad, vengan de donde vengan, y que sean coherentes con el proyecto que encabeza Mauricio Macri. Esas son las dos condiciones.
-¿No hay otros límites?
-No, sólo eso. Las dos se complementan.
-En el peronismo, el partido peronista, hay más caciques que indios…
-Es una discusión entre pares. Hoy discuten entre intendentes, cuando siempre las definiciones quedaban bajo la conducción del Gobernador. No tengo dudas de que va a ser complicado el reacomodamiento. Por eso es que veo también que muchos dirigentes, insisto, que tengan legitimidad ante la sociedad y que sean coherentes con el proyecto del Presi-dente, puedan ser parte del macrismo. Veo a varios más cómodos con el proyecto de Macri y Vidal que con Espinoza y La Cámpora. Hay intendentes que han dejado los prejuicios de lado, que ven que hay coincidencias y que esa discusión de organizar el partido es casi imposible darla por fuera del Gobierno.
-¿Eso se va a traducir en formar parte de Cambiemos electoralmente?
-Eso será parte del proceso que falta hasta la elección. Nosotros queremos consolidar el proyecto de Mauricio y ganar en cada uno de los municipios. Si quieren ser parte del macrismo, tienen las puertas abiertas; aunque no vamos a estar esperando eso. Queremos que en todos los municipios se vote por Macri-Vidal, consolidando a los dirigentes que están y sumando nuevos. Si entre ellos está el intendente que hoy está en otro espacio, bienvenido.
-¿Por qué si la herencia fue tan pesada, CFK es la dirigente con más intención de voto?
-Porque sigue representando la imagen opositora al macrismo, la alternativa. Es muy difícil en la provincia de Buenos Aires construir dirigentes con alto volumen mediático. Por eso Cristina mantiene ese lugar. Al igual que Scioli y Randazzo, que también están entre los más reconocidos del peronismo provincial.
-¿Puede perder Cambiemos?
-No, para nada. Ni en la Provincia ni en los principales distritos del país. En cuanto a Buenos Aires, soy optimista. La gestión que estamos haciendo, más allá de que la situación no es ideal y hay problemas a resolver, demuestra que los cambios son concretos. Y eso es lo que va a votar la gente. La reactivación del campo y la obra pública en el Conurbano son
claves y demuestran a la sociedad que el cambio se basa en hechos concretos y buenos. Más allá de la cuestión política, que es importante, la elección de este año es entre la verdad y la mentira.