La necesidad de la reforma de la justicia en ciertos aspectos es necesaria, pero no para garantizar mayor impunidad a los corruptos sino para asegurar un mayor acceso a la justicia, un proceso ágil y una sentencia a término.
Estoy de acuerdo con las marchas o movilizaciones cuando estas nacen en el seno de la ciudadanía, cuando el pueblo expresa su descontento de forma genuina. En este caso en particular que nos atañe, está a las claras que de genuino y espontáneo no tiene nada. Se trata de una marcha organizada por militantes, gremialistas y funcionarios kirchneristas, que tienen como denominador común un sentimiento de venganza por tener alguna que otra causa judicial pendiente, procesamiento, o incluso, algún paso por la prisión.
El mayor impulsor de la marcha, Luís D´Elia, llama a que los Ministros de la Corte presenten su renuncia, eso es lisa y llanamente un delito contra el orden constitucional y democrático, lo que no es ni más ni menos que una herida más a nuestras ya vapuleadas instituciones democráticas.
La necesidad de la reforma de la justicia en ciertos aspectos es necesaria, pero no para garantizar mayor impunidad a los corruptos sino para asegurar un mayor acceso a la justicia, un proceso ágil y una sentencia a término. Se me ocurren varios temas por dónde empezar para poder mejorar el Poder Judicial, y digo Poder Judicial porque la palabra “justicia” es un ideal inalcanzable. Se podría comenzar por una rápida ejecución de sentencia a un deudor/a alimentario, una ley de adopción más ágil, una mayor protección a la niñez o la creación de métodos alternativos de conflictos, sólo por nombrar algunos.
Para finalizar, quiero resaltar la coincidencia que tengo con uno de los organizadores de la marcha, el sindicalista Ricardo Peidro, quien afirmó “la justicia está inclinada para el lado de los poderosos” y de eso nos han dado sobradas muestras.
Florencia Válvoli
Abogada (UNLP)