Con tan sólo 7 metros de ancho, pero 170 kilómetros de longitud, la Ruta 5 desde la rotonda de Mercedes a 9 de Julio es hoy el matadero más angosto de la Provincia de Buenos Aires. Gran “logro” de los últimos 30 años de distintas administraciones públicas que, por estar las obras de pavimentado a su cargo, son los responsables de los choques frontales que semana tras semana tenemos el desagradable hábito de leer.
Cada funcionario de obra pública que le negó al Oeste la posibilidad de llegar más seguro a destino se lo puede nombrar El Matasiete de este matadero. Este personaje da muerte por acción u omisión a cualquier trabajador, viajante, turista que tenga el atrevimiento de transportarse por esta ruta sin ser piloto profesional.
A la desidia de los funcionarios a cargo se suman otras decisiones que hacen aún más peligrosa a esta ruta mano y contramano. Por ejemplo, la agenda ambientaluda que hace que las automotrices estén obligados a vender autos más livianos y/o menos potentes (porque así gastan menos combustible y por ende tienen menos emisiones). La menor potencia hace más difícil el sobrepaso y por ende se está más tiempo a riesgo en la mano contraria, y el ser más liviano hace que, ante impacto contra un vehículo más pesado, lleve las de perder porque no sólo va a tener que hacer frente a la desaceleración propia del impacto, sino también a la aceleración en sentido contrario (por tener menos masa, sale despedido). Este último punto se habla poco, y es otra de las razones para hacer una autopista: los camiones tienen que ir en carriles separados de los vehículos de menor tamaño de igual modo que las bicicletas tienen que ir separados de los autos.
Otra desidia de funcionarios de turno contribuye a peores accidentes: se sigue transportando muchos productos a granel por camión en lugar de transportarlo por trenes. Esto hace que haya más camiones más pesados circulando por las rutas que hace que las lesiones sean peores por la razón que ya se mencionó.
La pobreza que estamos enfrentando también hace que haya más y peores accidentes. Porque lo que está pasando es que nos estamos comiendo nuestros ahorros (capital) para poder sobrevivir a este desastre inflacionario. Y comernos el capital quiere decir que tenemos nuestra casa despintada, le faltan arreglos, y nuestro auto/camión en peores condiciones. Los neumáticos como sabemos son carísimos, es nuestro único contacto con el asfalto, y estos políticos le prohíben y restringen al Pueblo hacerse de neumáticos buenos y más baratos que lo que hoy se consigue.
Ahora, menciono estos 170 kilómetros, porque entiendo que es el tramo más peligroso. Pero tenemos algunos datos de parte de Jorge Lasala: sólo para la jurisdicción de Suipacha, desde el km 114,400 al 138,400 (24 kilómetros), hubo 90 muertos en 20 años qué corresponden a 42 siniestros graves de 324 incidentes viales en total registrados por Bomberos Voluntarios de Suipacha. Estimando a vuelo de pájaro, en 170 kilómetros pudo haber 500 muertos, 500 heridos graves con secuelas diarias (amputados, parapléjicos, etc.) y 1000 heridos moderados a leves. 2 mil personas afectadas en 20 años por el matadero más angosto de la Provincia de Buenos Aires.
Matasiete se llevó centenares de personas. No sólo se llevó millones a sus bolsillos. Pero sí dejó algo: sus rastros. Dejó hierros retorcidos, parabrisas rotos, airbags explotados de tenerlos, estrés postraumático, recuperaciones con el kinesiólogo, familias rotas, desmembradas, y en algunos casos, exterminadas.
Este matadero va a seguir así de angosto mientras dependa de un Matasiete.
Ramón Biaus Sanguinetti
DNI 34.454.771