El 15 de julio de 2016 el Concejo Deliberante aprobó la Ordenanza Nº 8356 que prohíbe en Chivilcoy la fabricación, comercialización, tenencia, uso, manipulación, depósito, circulación y transporte de elementos de pirotecnia con efecto audible o sonoro.
En los festejos de fin de año, el uso de pirotecnia no cesó y no tardaron en aparecer las quejas a través de las redes sociales hacia el municipio por “mentirosos”, por no hacer “nada” y dejar “mucho que desear”, e incluso con insultos hacia los gobernantes.
En el mundo, la pirotecnia es utilizada en todo tipo de festejos y se encuentra fuertemente arraigada a la cultura, sobre todo en nuestro país. Chivilcoy es uno de los pocos municipios que posee una ordenanza que prohíbe su uso, no sólo en Argentina.
A pedir de las conveniencias, el ciudadano -enfermo de un cortoplacismo que, en el último año, parece ser contagioso- exige de manera inmediata el cumplimiento de una norma, sin comprender (a veces de forma intencional) el tiempo que puede tardar realizar una evolución cultural.
El Código Penal dice que matar es un delito, pero no por eso la acción deja de realizarse. Es el ciudadano quien elige cumplir la ley, o no hacerlo y recibir su castigo. El municipio no es culpable de la acción del ciudadano, pero tampoco se libera de responsabilidades. Como prueba de ello, en un año de gestión, se elaboró la ordenanza, se aprobó, se puso en vigencia, se inspeccionó e infraccionó comercios, se secuestró mercadería y se difundió el alcance de la ordenanza a través de campañas publicitarias en la vía pública.
Las opiniones son válidas y los ciudadanos -molestos contra quienes usaron pirotecnia- tienen razón. Pero la ley necesita del compromiso del ciudadano en cumplirla y hacerla cumplir. Los resultados no serán inmediatos.
El compromiso pasa por un comentario en Internet, pero también pasa por dejar los insultos de lado y trabajar a favor de las causas que dicen defender; y que con la misma vehemencia que se lo piden al gobernante se lo digan a su familiar, amigo, vecino o conocido que tiró pirotecnia, pero con quien no tuvieron las fuerzas para confrontar. Para lograrlo, habrá que abandonar la hipocresía.
La hipocresía de aquellos que tienen la queja fácil pero que tiran basura en la calle; aquellos que no llevan a sus mascotas con la correa correspondiente; aquellos que estacionan sus autos en sendas peatonales, bicisendas, cruzan en rojo, obstaculizan rampas para discapacitados o manejan hablando por teléfono; aquellos que andan en moto sin casco; aquellos que inventan certificados médicos para faltar al trabajo o justificar la inasistencia de su hijo a la escuela; aquellos que mienten para evitar una multa y pagan dádivas; aquellos que se quedaron con algo que no les pertenece; aquellos que piden el cumplimiento de la ordenanza mientras observan con total pasividad los fuegos artificiales que tira un conocido, para luego ser la bandera del reclamos en una red social.
“Esta nota no habla de mi”. Ahí es donde se ve el rostro del hipócrita. Pensemos en la autoridad moral que tenemos. La queja no dejará de ser válida, pero nos hace poco creíbles.
Juan Ignacio Felice
Excelente juan.te felicito!!!,segui afirmandote en tus convicciones son impecables. Deja que la girada grite eso te indica que vas por buen camino
Juani! Excelente tu Felicito! Muy locuaz. Gracias por tu trabajo y tu compromiso!
No me cabe ninguna duda y yo estaba con ustedes y estaba agradecida de que por fin alguien hiciera algo. A mi, a los 24 años me tiraron en el pub Bartolo un rompeportones al lado de mi silla. Todavía me vuelve un zumbido con algunos ruidos.
Debieron PROHIBIR la venta. Definitivamente y de una vez. No debió estar Cienfuegos abierto. Cortar de raíz el uso. Y más adelante se veía si se podía permitir algo o no. El modo que lo hicieron no funcionó. Se debió eliminar de un plumazo y cuando se generaba conciencia se veía qué se permitía y qué seguía prohibido. Del modo que se hizo no había manera de controlarlo. No lo hubo y las pruebas están a la vista. Mis vecinos planeaban poner una botella con alcohol y fuego en el medio de la calle. Móviles patrullando debieron poner. ESA ES TENER AUTORIDAD. NO AUTORITARISMO. Son cosas diferentes. Cuánto tiempo necesitan para concientizar a esa gente? Dos generaciones por lo menos!
Juan, te felicito por la nota y está bien claro lo que decís: Pedir es facil, hacerlo no tanto.
Haydée creo que no entendiste. Estoy a favor de la ordenanza y en contra de los fuegos artificiales. Vivimos durante 2016 años sin ninguna medida que los prohíba pero queremos que ahora se cumpla de forma inmediata. Yo también quisiera que así sea, pero es imposible. Demos un tiempo lógico y comprometamonos para lograr su cumplimiento cuanto antes.
Ah, y cultura era tirar a los africanos a pelear con los leones en el circo romano… Evolucionemos, por favor!
Esclavos, quise decir.
Felice, hablale de cortoplacismo a los chicos con autismo, síndrome de x frágil o Down, a sus familias que se ilusionaron con tener felices fiestas, los enfermos internados. Preguntale al Dr. José Caprara, por favor, de parte de la tía de Franchi.