
En los últimos días, la ciudad fue escenario de varias inauguraciones y anuncios que, aunque celebrados, despertaron críticas entre los vecinos por la “coincidencia” en los tiempos de ejecución.
El flamante puente de la avenida Lisandro de la Torre, que permaneció fuera de circulación por más de tres años, finalmente quedó habilitado. A esto se sumó la presentación de un ambicioso plan de remodelación del Hospital Municipal o el anuncio del aumento del presentismo para los trabajadores municipales.
Sin embargo, no todo es entusiasmo: “Qué rápido terminan las obras cuando hay elecciones cerca”, ironizó un vecino. Otros apuntaron al aumento del presentismo y aseguran que se trata de “un milagro de campaña”. La crítica más frecuente apunta a la falta de continuidad y planificación, que de pronto cerca de las elecciones se acelera: “tendríamos que votar cada seis meses”, propone otro vecino.
Si bien las buenas noticias son recibidas con alivio por el general de la ciudadanía, se siente en el aire la sensación persistente de que la urgencia en concretarlas no siempre responde a las necesidades cotidianas, sino a otros factores que se repiten cada cierto tiempo: las elecciones.