El armado de las listas para las próximas elecciones en Chivilcoy ha desatado un verdadero vendaval político, especialmente dentro de la alianza Somos Buenos Aires, que integra al intendente Guillermo Britos, al partido Hacemos de Florencio Randazzo y al partido radical, entre otros.

Foto de archivo.
En Chivilcoy, Lourdes Zaccardi, presidenta del Comité Radical local, expresó un fuerte malestar por la forma en que se llevaron adelante las negociaciones y cuestionó la transparencia del proceso. De esta manera, dejó en claro que a nivel local rechazan la lista de Somos, aunque avivó la interna radical.
En una reciente entrevista con Héctor Pedro Denezio en Radio Chivilcoy, Zaccardi, acompañada por Iván García, presidente de la Juventud Radical, brindó detalles de un proceso que calificó de «sumamente incómodo» para el radicalismo. Desde el inicio, la integración con el randazzismo y el espacio de Britos generó fricciones, dadas las marcadas diferencias y la férrea oposición que Zaccardi misma mantuvo contra la gestión del actual intendente en el Concejo Deliberante.
Negociaciones turbias y la «vieja política»
El punto de quiebre, según Zaccardi, se produjo tras la reunión del 14 de julio en el municipio. Convocados por Eduardo de Lillo, Zaccardi y Jessica Nascimbene (secretaria del Comité) se encontraron con un intendente Britos evasivo, que les sugirió «ir armando un plan B» ante la incertidumbre de su propia permanencia en “Somos”.
La principal queja de Zaccardi radicó en la falta de transparencia y el aparente desinterés de Britos. “Nunca nos miró a los ojos”, afirmó, señalando que no existió un verdadero diálogo institucional.
La situación empeoró cuando, tras esperar una comunicación de Britos que nunca llegó, se enteraron de que ya se había cerrado la lista con otro dirigente radical, Leandro Blanco, quien habría negociado un cuarto lugar para la actual concejal Daiana Raulier.
El radicalismo también rechazó de plano las supuestas ofertas de cargos municipales a cambio de declinar candidaturas. “Ni lo pregunté porque lo descarto. Es denigrante porque se trata de la plata de los vecinos”, remarcó Zaccardi, diferenciándose de prácticas que calificó como parte de la “vieja política”.
El Comité Radical desautorizado
El malestar de Zaccardi se profundizó al constatar que el acuerdo de la lista no respetó las decisiones del Comité. “Si bien habíamos discutido la necesidad de un rol protagónico para el radicalismo y la defensa de sus espacios, todo eso «se borró con el codo» por la intervención externa de Leandro Blanco; incluso cinco miembros abandonaron la votación, sosteniendo que los nombres debía elegirlos el intendente”, sostuvo.
En tanto que, Iván García, de la Juventud Radical, respaldó las declaraciones de Zaccardi, destacando la institucionalidad del Comité y el descontento general por la forma en que se manejaron las negociaciones. «No nos sentíamos muy cómodos a la hora de integrar esta alianza», afirmó García, quien también rechazó enfáticamente la idea de negociar cargos políticos por un «puestito».
«Nadie me reta, nadie me controla»
Lourdes Zaccardi arremetió contra lo que percibió como intentos de «control» sobre sus decisiones y reafirmó su compromiso con la gestión pública basada en la honestidad y la dedicación, desmarcándose de cualquier práctica que implique el uso de cargos como moneda de cambio. La presidenta del Comité Radical subrayó que su gestión se basa en la honestidad y la autonomía: “No vivo de la política, no vivo de un puestito o de ñoqui”, dijo.
Así, el radicalismo de Chivilcoy marcó distancia de la conducción de Britos y de la lista oficial de Somos. Además, dejó en evidencia las profundas diferencias internas del radicalismo a nivel local.