Son muchos los obstáculos que debemos superar cada día caminando por las calles de la ciudad. Contanos cómo es tu situación.
Son muchos y variados los obstáculos que nos encontramos a diario al caminar por nuestras veredas. Esto afecta principalmente a personas con discapacidad visual y motora, adultos mayores y personas que circulan con cochecitos de bebés, entre otros. Es decir que es un problema que nos atañe a todos.
Carteles de publicidad, mesas y sillas, garajes con rampas, autos y motos estacionados sobre las veredas, calles oscuras, son algunas de las más recurrentes trabas que nos encontramos. Otro aspecto importante a tener en cuenta es el estado de las veredas, ya que si están en malas condiciones pueden poner en riesgo la integridad física de cualquier persona.
Como bien sabemos, este es un tema que recae en cada frentista, pero al poner en cuestión la accesibilidad en la vía pública, debería ser inmediato que se genere una política que garantice que, al menos, en lugares céntricos, instituciones educativas, museos, teatros y centros de salud se adecuen y se acondicionen para que todos puedan transitar.
En cuanto a los bares y restaurantes, como también otros comercios, muchas veces las sillas, mesas y pizarras (ubicadas en el medio de la vereda) agravan la situación. Son muchos los comercios que llenan las calles con los productos que venden, pero el caso de mayor consideración son las agencias de autos que exponen en la vereda.
Otra cuestión relevante, asociada a lo anterior, son los autos, camionetas y motos que usualmente vemos estacionados o cruzados en la entrada de los garajes o en las puertas de los domicilios. Frecuentemente cuando esto pasa, hay que bajar a la calle, con los riesgos que esto conlleva, o hacer vericuetos para pasar.
Otro punto no menor es la oscuridad que inunda muchas calles porque las ramas tapan las luminarias. Esto genera un aumento del temor a transitar por estas zonas oscuras, dado el incremento del riesgo de accidentes y de actos delictivos. El recambio de luminarias quemadas, así como el mantenimiento del arbolado público son dos ejes fundamentales para vivir en una ciudad cómoda y amigable.
En general, hay mucho desconocimiento y falta de solidaridad en relación a las discapacidades y otras cuestiones que afectan la movilidad o que pueden poner en riesgo a quien sea, más allá de su condición física o cognitiva; y es especialmente en los espacios públicos donde debe garantizarse romper estas barreras y facilitarles la vida a todos.
Es importante que el municipio sancione y haga cumplir las normas reguladas para una mejor convivencia, pero no es menor el rol que cumplimos cada uno de nosotros y la conciencia que debemos tomar como miembros de la sociedad. Entre todos podemos (y debemos) comprometernos para facilitar caminar por nuestras veredas con normalidad.