Celebro la organización del “Ni una menos” en Chivilcoy y en todas las comunidades del país. Un tema difícil de abordar porque no se puede encuadrar en detalles técnicos y legales algo que nos duele en el alma y toca nuestra afectividad.
Esto puede hacer que quienes se expresan al respecto, en algunos casos, caigan cautivos de las palabras apasionadas. Pero estas subjetividades deben comprenderse desde la historia de cada uno. En este tema como en muchos parecidos, no pueden medirse todas las expresiones con un mismo perfil de observación. Y está muy bien la libre expresión. Y mejor que haya muchos oradores que puedan expresar sus ideas y sentir libremente en el marco del respeto que corresponde. Los que piensan igual. Los que piensan más o menos igual. Los que piensan diferente. Porque el intercambio de ideas es el sustrato del aprendizaje. Y estas vivencias compartidas en democracia la base de la experiencia para mejorar a futuro.
La reunión de distintas agrupaciones, vecinos y ONG, motivados por un ideal enmarcado dentro de los derechos humanos básicos, trasciende en importancia a cualquier objeción discursiva. Objeciones a las que todos debemos estar preparados para escuchar, incluso cuando el sentido lógico, permita poner un límite. Pero esta es la funcionalidad de la libre expresión y con la posibilidad de que algunas cosas algunos la vean de una manera y otros de otra. Tenemos una historia donde nos imponían que se podía decir y que no. Por eso debemos alegrarnos por movimientos de libre expresión para la defensa de nuestros derechos.
No puede quedar como resumen en una conquista de esta magnitud, la idea de un pleito nuevo, sino la visión de un pueblo unido para la búsqueda del bien común. Desde todos los sectores y desde todos sus representantes.
La conductora del feminismo en Chivilcoy -Laura Razzari- expresó que “somos pocos porque el patriarcado se ocupó de dividirnos… “, pero aun así debemos alegrarnos con todas las causas de esta naturaleza que se llevan adelante, porque debemos recordar que, si se trabaja con convicción, para ser muchos siempre se empieza con pocos. También considero muy oportuno la inclusión de Valeria Alcaín y Antonella Vita -Consejo de asesoras del bloque feminista- del tema de las mujeres con discapacidad, donde en veinticinco años en la salud pública he luchado sin respuesta para que tengan un trato desde la asistencia social, salud y legalmente -variables siempre insuficientes o ausentes- para que, en muchos casos, dejen de ser tratadas como servidumbre y maltrato sexual, paradójicamente por las personas “normales” con quienes conviven.
No puede haber diferencias sectoriales, ni políticas, ni intereses particulares con estos temas. Henry Longfellow decía que, muchas veces, “si accediéramos a la biografía de nuestros aparentes contrincantes y comprendiéramos la tristeza y el dolor que padecen, nuestro enojo se desvanecería.”
Son muchísimas las cosas a cambiar, pero debemos estar contentos por estos actos donde aprendemos a tomar conciencia y debemos recordar y resaltar -todos- el saldo positivo.
Celebro la organización del “Ni una menos” en Chivilcoy y en todas las comunidades del país.