Tenía 97 años y un carisma inigualable. Con sus chistes, ocurrencias y canciones, marcó a generaciones de argentinos.
Murió este viernes Carlitos Balá a los 97 años y las lágrimas se multiplican en generaciones de argentinos que crecieron y rieron con su humor inigualable.
Los últimos años, cuando él ya había pasado largamente los 90 y aún sorprendía por su vitalidad, fueron también los años de reconocimientos. Parecían multiplicarse.
Hasta el Papa Francisco lo nombró “Embajador de la Paz” por sus contribuciones solidarias. En las principales citas de la comunidad artística, había un espacio para él, para Carlitos Balá. Para aquel merecido reconocimiento. Como fue la “mención de honor” en los Premios Estrella marplatense o el Martín Fierro a la trayectoria (2011).
También distinciones en la Legislatura porteña (2009), allí donde resumió sus sentimientos de esa última época: “Soy un tipo feliz haciendo reír. Siempre hice reír y les doy gracias a todos por acordarse de mí, llevó más de 60 años de trabajo y vocación”. (Con información de Clarín)