Los detractores al acuerdo exigen la “transición urgente a un modelo agroecológico soberano y sostenible”, y reclaman que se ponga freno a “los desmontes, las quemas y el avance de la frontera agropecuaria” y que haya “participación ciudadana vinculante en la toma de decisiones”.
Este miércoles se cumplió un año exacto de la primera convocatoria que organizaciones sociales y ambientales realizaron contra el acuerdo porcino que el Gobierno nacional firmará con China. Mientras oficialmente se conoce sólo un anteproyecto que propone la instalación de 25 granjas para exportar unas 900 mil toneladas de carne porcina al país asiático, los detractores del acuerdo exigen participación, debates públicos y explicaciones sobre los impactos ambientales.
El anteproyecto “12 mil madres” propone instalar 25 granjas o mega factorías productoras de carne de cerdo en el norte del país en los próximos 4 años. Cada una de estas tendría 12 mil cerdas reproductoras -de ahí el nombre del ante proyecto-. Se espera que las plantas produzcan 900 mil toneladas de carne porcina por año que serán exportadas a China.
El proyecto representaría una inversión de 3.500 millones de dólares que permitirían “9500 empleos directos y 39.000 empleos indirectos”, según expresó el secretario de Relaciones Económicas de Cancillería, Jorge Neme.
Entre otras características, las instalaciones donde se construyan estas granjas deberán tener una disponibilidad de un millón y medio de litros de agua por día, abastecerse de 17 mil hectáreas de maíz y soja y contar con un predio de 100 hectáreas que no se haya inundado durante 50 años.
Críticas al proyecto
La primera crítica hacia el proyecto es la falta de transparencia: dicen que se gestó a espaldas de la ciudadanía y que no hay información pública y explícita sobre las características de las granjas ni estudios ambientales previos.
Los efectos adversos que detallan las distintas organizaciones sociales y ambientalistas que se oponen van desde la contaminación hasta el maltrato animal. Según un informe de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), lograr las 900 mil toneladas de carne de cerdo implicaría incrementar el stock de animales en casi 10 millones. Eso duplicaría las emisiones de gases de efecto invernadero del sector porcino y demandaría unos 12 mil millones de litros de agua potable a lo largo de toda la producción.
Por otro lado, cuestionan las condiciones salariales, laborales y de salubridad a la hora de desarrollar mega ganadería industrializada.