Ante algún hecho de inseguridad o vandálico, aparece rápidamente la palabra conurbanización, para explicar o argumentar rápidamente sobre el motivo de lo que está ocurriendo.
En general, este término no se asocia a nada positivo, por el contrario, ya que cada vez que vemos o escuchamos una noticia sobre el Conurbano hace referencia a robos, asesinatos, desidia, abandono, en definitiva, la famosa “tierra de nadie”.
No es algo que sólo sucede en Chivilcoy, con hurgar un poco en la web podemos ver cómo en cada ciudad del interior que pasan este tipo de situaciones enseguida resuena esta palabra.
La “conurbanización” se asocia a la inseguridad y la violencia, como también a la falta de respeto a las normas de convivencia y la proliferación del consumo y venta de drogas.
Claramente hay componentes políticos y económicos que confluyen como: la informalidad laboral, la deserción escolar y el estancamiento económico que han provocado una destrucción de la cultura del trabajo y del tejido social; también el deterioro de la infraestructura urbana; y la proliferación del narcomenudeo y el consumo de drogas. Son todos factores que favorecen la marginalidad.
Muchos vecinos reclaman mayor presencia policial en las calles; otros cuestionan que “por un par de pibitos no se pueda estar tranquilo” y apuntan contra la Justicia; “hay que bajar la edad de imputabilidad”, es otro comentario que surge a raíz de que muchos de los involucrados son menores de edad, como la consulta por dónde están los padres de esos chicos.
A.V.
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