El proceso escolar en el marco de emergencia sanitaria por el Covid-19 ha dejado en evidencia que la Escuela es un espacio sumamente presente, visibilizando cuestiones de asistencia y enseñanza en la comunidad educativa.
La historia ha demostrado que los diferentes niveles educativos han intervenido rápidamente en el territorio, implementando políticas direccionadas a la atención de problemáticas que se presentaban frente a los diversos contextos sociales y económicos complejos de cada momento.
Las escuelas guardan en sus memorias todos los impactos sociales, económicos y políticos de todas las etapas históricas. Se puede recordar el boom de los comedores escolares en la década de los ’90, el estallido de la crisis del 2001, el rol que la escuela ocupó en el año 2009 con la suspensión de clases por la Gripe “A» (H1N1).
Ese pasado, no tan lejano, hoy se reactualiza con la irrupción inesperada de la pandemia y la escuela una vez más da respuesta ante esta situación inédita.
En la actualidad el ámbito educativo tuvo que modificar la manera de hacer escuela ante la suspensión de clases presenciales. Se instrumentalizó la virtualidad y en aquellos casos en los que la conectividad no se logró se implementaron diversas estrategias para llegar a cada estudiante con los contenidos curriculares, con el fin de garantizar la continuidad pedagógica de todos sus alumnos y alumnas.
Asimismo, la escuela tuvo que garantizar el servicio alimentario escolar, debido a la suspensión de comedores escolares y para ello se implementó la entrega de un módulo alimentario por alumno y alumna.
No queda dudas que la escuela pública fue, es y será siempre un espejo social por excelencia y al mismo tiempo pone de manifiesto la representación de un Estado presente o ausente en momentos de crisis.
Juventud Peronista Chivilcoy