La calesita de Mariela, por Horacio Vero
La calesita de Mariela
Para nosotros,
los pibes del barrio,
no era una calesita cualquiera.
Era la calesita de Mariela.
Mariela no era una mujer,
sino el apellido de su único dueño
por décadas y décadas.
¡Su llegada era una fiesta!
Un viaje a la alegría.
Un pasaje a la quimera
de “sacar” la sortija,
porque quien lo hiciera
giraba gratis la próxima vuelta.
Cuando frenaba su marcha
monótona y lenta,
corríamos a ubicarnos
donde se pudiera.
En el “avión”, en el “caballito”,
o en el “elefante” de enormes orejas.
La música de fondo y el grito de los chicos
completaban la escena.
Eramos felices. La diversión perfecta
en las noches estrelladas y serenas.
Seguramente, hubo otras calesitas
en aquella infancia tan lejana y bella.
Pero para nosotros, los pibes del barrio,
ésta no era una calesita cualquiera.
Era la calesita de Mariela.
Cuántos recuerdos.en la calesita de Mariela