Sábado a la noche y el Teatro El Chasqui fue testigo privilegiado de una eclosión musical por excelencia comandada por el estimado Kuki Errante, “el violinista” cómo dijo el “Chueco” Figueroa, el “amigo” como digo Carlitos Pintos, “el artista” como dijeron las doscientas personas que aplaudieron de pie después de dos horas de disfrute.
Ya al llegar a la puerta del teatro se advertía que la cosa venía diferente. Y no es tan sólo porqué la cola de espectadores se estiraba por dos cuadras y el cartel rezaba “localidades agotadas”. Sino porqué puntualmente y con un fluir poco habitual en estas cuestiones, de manera ordenada la gente se acomodó en sus butacas para dar comienzo al espectáculo a término. Chappeau entonces para la producción general de Pablo Errante y el trabajo en piso del equipo.
Cuan presagio de una alta noche de arte en vivo, la cosa arrancó con imágenes de pantalla (tres) en las que se veía la labor de un luthier, dando paso a un violín animado que oficiando de alfombra mágica atravesó acompasado por la música, lugares increíbles, postales de aquí y de allá…hasta llegar a Chivilcoy (siempre el brillo es especial cuando es localía) aterrizando en el propio teatro.
Lo que vino después, no fue ni más ni menos que ser testigos privilegiados de la esencia de la música. Del entender la pasión y el compromiso de los artistas cuando están arriba de un escenario. Participar y apreciar la comunión entre diferentes géneros y edades. Palpar la generosidad de cada uno de ellos al unir sus talentos colectivamente.
Que el talento no se compra en Salamanca podríamos debatirlo si así ameritaría. Pero entiendo que no. Es que este monstruo de la música se talló su destino desde mucho antes de llegar a este mundo terrenal. Su vehemencia contagia.
Atravesando ya sus 30 años, Errante no sólo disfruta de la música, sino que la aprende, la aprehende cada día un poco más. Parafraseando su apellido, viajero errante de aquí de allá, dejando su impronta, llevándose bagaje en sus alforjas, traducido en los grandes artistas con quiénes compartió escenario y la premisa del disfrute en cada acorde que templa.
Su voz sorprendió (es que no muchos lo tenían) con “Nada”, enmarcando el bloque dedicado al tango, con el valor agregado de una Mara Helguera aguardentosa impresionante.. Terrible banda, músicos que subían y bajaban del escenario, dando la sensación que se estaba asistiendo a una gran fiesta.
Lista de músicos interminables, de cada uno de los proyectos en los que el artista participo, tango, jazz, rock y folklore. A ver qué seguro me olvido de alguno, pero como una mixtura diversa multicultural pusieron su sello: Andrés Benaghi, Nico Muchiut, Carlos Pinto, Chueco Figueroa, Lucas Galante, Joselo Errante, Eugenio Torricelli, Chango Barrangán, Gabriel Bartomeo, Andrés Rossi, Chicho Saraniche, Los Desesperados, Diego Rolón, Javier Mariano, Agustín Barbieri, Marcos Larrañaga, Billy Larrode y Pililo Bottini entre otros.
Capítulo aparte se lleva la puesta en escena. Impecable. Adrenalina y emoción a flor de piel en cada recuerdo proyectado sin excesos en las tres pantallas que enmarcaron el show. Fotos, notas periodísticas, voces, recitales, animaciones y figuras que acompañaron justamente cada tema, fusionándose con el escenario interesantemente. Logística aceitada de profesionales: Carlos Malone en las luces, Lautaro De Bello en el sonido y repito, una producción impecable de Pablo Errante.
Es imposible salirse del cariño que el oficio te construye a artistas como Kuki. Y es por qué su entusiasmo y virtuosismo se fueron acrecentando desde aquella vez en la que café mediante le encaré a una contratapa del diario con su historia. Aún cursaba el profesorado.
Tocaba con Juli Caputo y la luna de Cosquín le dio un marco de su talla. Luego vino Sandra Vásquez, León Gieco, el jazz, blues, rock – folkore siempre folklore- más luego el tango, el teatro, la docencia, los viajes y este hombre ilustrado se erigió como tal.
Satisfacción plena, de paladar negro, haber podido disfrutar de un gran show. De haber compartido la presentación de Música Popular Argentina. ¡Lo celebro estimado Errante!!
Por Valeria Trongé
Fotos: Ana Cerelli