A 40 años de Democracia nos resulta insoslayable mantener una convivencia democrática aún en las diferencias. Preservar el debate como principal instrumento de discusión y construcción política. No es posible pensar una ciudad, una provincia o un país donde exista la necesidad de borrar al adversario.
Somos eso, adversarios políticos. No enemigos.
Nos resulta fundamental superar estas prácticas de odio sepultadas hace tiempo atrás, profundizar el debate político y sobre todo construir políticamente sin violencia.
Nuestra respuesta siempre va a ser desde el amor y la militancia. De cara la gente y con todos adentro. Los invitamos a soñar, a proponer y a construir un futuro de unidad nacional donde reine en el pueblo el amor y la igualdad.
El amor vence al odio. Que se mejoren.