Otro punto importante que se trató en la última sesión pública del año fue el Código de Ordenamiento Urbano, que había traído muchas posiciones contrapuestas desde su presentación oficial. Cabe remarcar que el último Código databa del 2000 y necesitaba ser renovado urgentemente dado el crecimiento que ha tenido la ciudad en todos estos años.
Este nuevo Código quedó aprobado por mayoría con los votos de los bloques Primero Chivilcoy, Vamos con Vos y Movimiento Evita. Se abstuvieron José Ferro, Daiana Raulier y Patricia Mangino; y el bloque del Frente de Todos votó en contra.
En este sentido, el concejal de Primero Chivilcoy, Juan Ignacio Felice, tomó la palabra para defender el proyecto, sobre lo que dijo: “Es sin dudas una de las ordenanzas más importantes que nos toca votar porque establece cómo va a ser el crecimiento de la ciudad en los próximos años, y nos toca hacerlo después de 22 años de que se votará el último Código, ya que data del año 2000 y tardó cinco años en concretarse por lo que hablamos de 27 años en total”.
“En el 2017 la Secretaría de Obras Públicas empezó a elaborar este nuevo código, seguramente no va a dejar conforme a todo el mundo, pero el punto central que es contemple a los vecinos, porque hay muchos intereses que se cruzan, pero nosotros como concejales debemos ponernos del lado de los vecinos”, informó.
Y argumentó: “Esto los favorece a ellos porque va a permitir que lotes vacíos que uno los ve en el medio de la ciudad que es un problema que se va a solucionar, ya que los propietarios de esos terrenos los van a poder lotear y a su vez va a haber gente que los va a poder comprar para hacer sus viviendas, más aún con los problemas habitacionales que hay en toda la Argentina”.
En cuanto a las voces contrapuestas y el debate que se generó desde los distintos partidos políticos y los colegios de profesionales relacionados a la materia, sostuvo: “Hay que decir que hubo una comisión evaluadora de la que participaron distintos actores, pero la realidad es que no fueron muchos a participar y a aportar su mirada en su momento”.
Asimismo, hizo hincapié en que: “Un punto a destacar y que es legal es la plusvalía, ya que el que lotea le va a tener que pagar al municipio, porque al cambiar los indicadores urbanísticos gracias a la intervención del Estado valoriza claramente dicho terreno”.
“Esto crea, a su vez, un banco municipal de tierras porque esa plusvalía precisamente se puede pagar con terrenos, y luego el municipio decidirá qué hacer, si vender esos terrenos o hacer un programa de viviendas, por ejemplo” -agregó- “Y aquel que no quiere dar un terreno puede abonarlo, por lo que se crea el Fondo Municipal de Desarrollo Urbano y Hábitat que también tiene que ir destinado a programas de terreno o infraestructura”.
Además, apuntó: “Cuando se hizo la segunda circunvalación no se hizo el cambio de indicador urbanístico, eso en su momento no se hizo no se sabe por qué razón, entonces hay gente que tiene lotes ahí en los que no tiene habilitado hacer nada. Esto ahora va a cambiar”.
“Los loteos que se hicieron fueron comprados por desarrolladores por medio de la Ley de Hábitat, que tiene un montón de exigencias a cumplir y hasta tiene delimitado el precio de venta. Aparte ha favorecido a estos desarrolladores que tienen el dinero para adquirir terrenos, y que le han comprado a gente que no tenía la plata para hacer nada. Entonces este Código favorece claramente al vecino común”, destacó.
Por otro lado, desde el Frente de Todos esgrimieron que “este código necesitaba de un trabajo de construcción de consensos con distintos actores de la comunidad, que el proceso de armado contenga una planificación de qué ciudad queremos y con qué recursos tenía que contemplar indicadores de cuidado del medio ambiente, de cómo abastecer ese crecimiento con presencia de efectores educativos, de salud, hasta comerciales”. En este sentido, se quejaron de que el oficialismo no escuchó todas las voces y del apuro del para que éste se apruebe.