El fenómeno de la harina suspendida en el aire es tan común que pasa desapercibido para la mayoría, pero puede ser una amenaza latente para quienes conviven con la celiaquía.
En Chivilcoy, un fenómeno cotidiano pasa desapercibido para muchos, pero puede representar un riesgo real para quienes conviven con la celiaquía: la presencia de harina suspendida en el aire está siendo investigada por su posible influencia en el desarrollo de enfermedades como celiaquía.
La celiaquía es una enfermedad autoinmune que impide la correcta digestión del gluten. Basta una mínima exposición para que el organismo reaccione, generando desde síntomas digestivos hasta cuadros más graves. Por eso, la contaminación ambiental con harina no es un detalle menor para este sector de la población.
Un equipo de investigadores encabezado por Mauricio De Marzi, científico del CONICET y docente de la Universidad Nacional de Luján, detectó harina de trigo suspendida en el aire en distintos puntos de Chivilcoy. El hallazgo se produjo durante un monitoreo ambiental de 18 meses, como parte de un estudio que busca entender si ciertos factores del entorno pueden influir en el desarrollo de la enfermedad celíaca.
En una primera etapa, el estudio reveló además un subdiagnóstico significativo de celiaquía entre la población local, según los datos recolectados en el grupo de análisis. Actualmente el equipo trabaja en la identificación de nuevos biomarcadores que permitan mejorar tanto el diagnóstico como el seguimiento de esta patología autoinmune.
Además, estudiantes de la Escuela Técnica N°1 en Chivilcoy se sumaron al proyecto con una innovadora propuesta presentada en la Feria Distrital de Educación. Inspirados por charlas con De Marzi, crearon una «trampa volumétrica», un dispositivo que utiliza un ventilador y cinta adhesiva para capturar partículas en el aire.
“Con nuestra máquina queremos lograr obtener muestras más limpias dado que estamos ubicados frente a un molino, lo cual es clave para profundizar esta investigación”, explicaron los jóvenes y también destacaron que esto puede detectar no sólo su impacto en la celiaquía, sino también sobre otras enfermedades como el cáncer de colon.
La situación genera preocupación, ya que no existe un control específico sobre la dispersión de partículas de harina en el ambiente: este vacío normativo invita a discutir la implementación de controles más estrictos, políticas públicas que protejan a la población en riesgo y una señalización clara en zonas donde las personas celíacas pudieran estar expuestas.
Esto también reaviva el debate sobre cómo está configurado el urbanismo local. La cercanía entre zonas industriales y áreas residenciales exacerba los riesgos y refleja la necesidad urgente de planificar las ciudades integrando criterios de salud pública y sustentabilidad.
Este tipo de investigaciones abre un nuevo camino para comprender el impacto del ambiente urbano en enfermedades crónicas como la celiaquía, y plantea interrogantes sobre la necesidad de mayores controles ambientales y estrategias preventivas. El reclamo es claro: respirar no debería ser un riesgo y menos para quienes ya viven con restricciones permanentes por su salud.