Una humilde reflexión lunfarda, sobre un tema de importancia fundamental para el país.
La educación, indudablemente constituye, un factor básico, esencial y primordial, en el avance y crecimiento, el desarrollo intelectual, el estudio, la capacitación, el saber, el conocimiento, el ascenso social y, el auténtico y verdadero progreso, de las naciones y los pueblos. Ante la ausencia de educación, se carece por completo de presente, porvenir, salida y destino, y un país, entonces, se convierte, en un obscuro y triste rincón geográfico del planeta, vacío de fe, proyectos, ilusiones, esperanzas y sueños y, sin ningún contenido…, un país nulo, inútil y estéril, que no ofrece motivaciones, expectativas y perspectivas, y no lleva ni conduce a ninguna, ninguna parte…
Los chantas de siempre, destruyeron, infortunadamente, nuestro sistema educativo – los penosos y tan deplorables resultados prácticos, pueden advertirse, de un modo muy notorio -, juntamente con los principios y valores, el sentido ético, la conciencia moral, la justicia, la verdad, la honestidad y, la sagrada y sublime cultura del trabajo; imponiendo, instaurando e instalando, un nuevo orden, modelo o paradigma: La Argentina de la decadencia y el facilismo, que nivela e iguala hacia abajo, con ignorancia, incultura, marginación, chatedad, frivolidad, pavada, miseria dependiente, desaliento y, pacífica, paciente y silenciosa resignación conformista…
Los chantas de siempre – quienes son todos iguales, y se hallan completamente entongados, para conservar sus privilegios, prebendas, inmunidades, impunidades, negocios, curros y beneficios -, engrupen o engañan, distraen, entretienen, confunden y envuelven a la gilada, inventando cada día – con la abierta complicidad de los medios periodísticos televisivos -, una cortina de humo distinta… Mientras tanto, transcurren, los días, las semanas, los meses, los años, las décadas y nuestra propia vida; no cambia nunca nada y, todo sigue igual o peor de lo que está… El objetivo consiste en seguir engrupiendo a la gilada, qué así, no cambie nada y, todo continúe siempre, igual o peor de lo que está… Total y puro Gatopardismo: “Hay que cambiarlo todo, para que nada cambie”. Los chantas, no tienen la menor intención, interés, objetivo o propósito de cambiar nada. Su mayor estrategia: las reiteradas y eternas cortinas de humo, para engrupir y distraer a la gilada… A los chantas de siempre, no les importan sus acciones o procederes, por más falsos o deshonestos que fueren. Para ellos, una mentira repetida miles de veces y, aceptada por la mayoría, se transforma, automáticamente, en verdad. Lo más importante, reside en la tolerancia y aceptación de la gente. Si la gente y la gilada, toleran y aceptan la realidad, por más negativa y repudiable que se muestre, no pasa absolutamente nada y, está todo bien… está todo bien…
De allí que, el grave y escalofriante problema educativo argentino, no dependa de los chantas, sino de la propia sociedad. Si nuestra sociedad, tolera, acepta y se banca, silenciosa y resignadamente, esta realidad tan lamentable, de una manera débil, entregada y conformista, jamás habrá de producirse ningún cambio y, dentro de cinco, diez, quince o veinte años, proseguiremos hablando lo mismo, los mismo que ahora, con altos índices de ignorancia, analfabetismo y pobreza… De la sociedad depende, de la sociedad depende…, de lo sociedad depende, de la sociedad depende…
HACE FALTA
Hace falta, che, loco, la enseñanza, / la enseñanza fetén, debute y pura, / por la gente que lucha y que labura, / la pulenta, el embale y la pujanza. / Hace falta esa voz, mientras avanza / la mistonga y fulera mishiadura; / esa voz, que te zampa la cultura, / y te da un sol chipola, de esperanza… / Hacen falta los brolis de la escuela, / muchas aulas, con linda escarapela, / los troesmas, la tiza, el pizarrón… / Porque aquí, te lo bato, bien seguro: / La Argentina, jamás tendrá futuro, / si le falta la posta educación.
Hace falta educación, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente, de la Academia de Folklore de la provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.