Había una vez un país… -reflexión lunfarda-, por Carlos Armando Costanzo.
Había una vez un país, donde por efecto de un extraño karma o un nefasto estigma, aunque pasaran los años, jamás cambiaba nada… Se anunciaron después, rimbombantes y extraordinarios cambios y transformaciones, pero breve tiempo más tarde, se desvanecieron las ilusiones y expectativas, y quizá, porque no se quiso o no se pudo, todo al final siguió como estaba, en un eterno siempre lo mismo y más de lo mismo… Además, los habitantes de aquel país, mansamente se resignaron al hecho de que nunca habría de cambiar nada…
Había una vez un país, donde siempre triunfaban los chantas, los chorros y los embaucadores y vendedores de imagen y cortinas humo, cuyo principal objetivo consistía en engañar o engrupir a los giles; mantener sus prebendas, privilegios, acomodos, enriquecimientos, corruptelas y beneficios, y que jamás cambiara nada, pues, precisamente, el gran curro y negocio de ellos, residía en que la realidad y las cosas, continuaran siempre como estaban, a través del curso del tiempo y de la historia…
Había una vez un país, donde siempre perdían los laburantes, las personas buenas, honradas y trabajadoras y los jubilados, sobre los cuales recaía el enorme peso de las crisis y los ajustes económicos; mientras que, por otra parte, los verdaderos responsables de esas crisis y hecatombes financieras, amparados y protegidos con inmunidades e impunidades judiciales, quedaban siempre libres de culpa y cargo; jamás se los procesaba y condenaba y, nunca devolvían tampoco, un solo centavo…
Había una vez un país, donde siempre se presentaban programas y planes económicos, de doctrinas teóricas y abstractas, acaso, exitosas, en el plano académico y universitario, pero sin resultados efectivos y concretos, en la práctica…
Había una vez un país -otrora pujante, laborioso y progresista-, que un día dejó a un lado y olvidó sus principios morales y sus valores, desechando la justicia, la verdad, la honestidad, la educación y la enseñanza y, la escuela y la cultura del trabajo…
Había una vez un país, que soñaba un futuro de fe, paz, amor, optimismo, ilusiones, motivaciones y alegría…
Había una vez un país, que no comprendía que, más allá de los planes económicos, los debates dialécticos y las meras y vanas palabras, únicamente se puede salir adelante y se salva la Patria, mediante el trabajo, la producción, el crecimiento, el desarrollo y, la generación de mano de obra, bienes y riqueza…
Había una vez un país, del fatal círculo vicioso y el eterno karma del siempre lo mismo y del más de lo mismo, que aspiraba a un cambio transformador, y a un porvenir feliz y luminoso… Pero infortunadamente, ese karma no se cortó y, el cambio, nunca, nunca llegaba… Transcurrieron los años, y todavía, todavía continúa esperando…
HABÍA UNA VEZ UN PAÍS,
CON BRONCAS Y PESIMISMO,
DONDE, AUNQUE EL TIEMPO RAJARA,
SIEMPRE ERA MÁS DE LO MISMO…
UN PAÍS RICO Y PULENTA,
DE CUORE BOMBA Y PUJANTE,
QUE POR TANTO CHANTA Y CHORRO,
NUNCA SALÍA ADELANTE…
UN PAÍS QUE HABÍA PERDIDO,
-FULERA Y NEGRA NOTICIA -,
LOS VALORES MÁS DEBUTES,
LA VERDAD Y LA JUSTICIA.
UN PAÍS DONDE GANABAN
EL GARCA Y EL ATORRANTE,
Y SIEMPRE, SIEMPRE PERDÍA
EL MISTONGO LABURANTE…
UN PAÍS DONDE EL AJUSTE
LO PAGABAN LOS OTARIOS,
Y LOS REYES DEL AFANO
JUGABAN DE MILLONARIOS…
UN PAÍS SIN UN PRESENTE
NI UN SOL POSTA DEL MAÑANA,
EN DONDE A LOS DELINCUENTES
JAMÁS SE MANDABA EN CANA…
UN PAÍS EN QUE FALTABA
EL ESPÍRITU FRATELO,
PERO SOBRABAN LOS CURROS,
LAS MATUFIAS Y EL CAMELO…
HASTA QUE UN YORNO, DE PRONTO,
-LO BATIERON MIL GARGANTAS -,
SE PIANTARON LOS PIRATAS,
LOS BOLACEROS Y CHANTAS.
Y FLORECIERON, DESPUÉS,
EL ABRAZO DEL GOMÍA,
LA FORTE UNIÓN, LA ALEGRÍA…
FLORECIERON LA SONRISA,
LA EDUCACIÓN, LA ENSEÑANZA;
EL BUEN MORFI, EN CADA MESA,
EL LABURO Y LA ESPERANZA.
QUIERA DIOS, QUE ESTA PAROLA
DE CANCHERA HONESTIDAD,
EN NUESTRA TRISTE ARGENTINA,
SE PUEDA HACER REALIDAD.
ME DESPIDO DE LA BARRA,
Y COLORÍN, COLORADO,
CON EL SALUDO MÁS PIOLA,
EL CHAMUYO HA TERMINADO.
Había una vez un país, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia de Folklore de la provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.
Chivilcoy (Provincia de Buenos Aires), febrero de 2024.