Nuestro sistema de salud padece una crisis estructural fruto de varias décadas de desfinanciamiento progresivo, denunciado por nuestro gremio durante todos los gobiernos. Sobre ese cuadro de situación hemos sufrido, durante los 4 años de macrismo, un enorme aumento de la pobreza y un desprecio total por la salud pública, con un tremendo ajuste del presupuesto en el área en nuestra provincia llegando a un inédito 5,5% en el año 2019, el más bajo de la historia.
A nivel nacional la degradación del ministerio de Salud con la reducción al mínimo de los programas de prevención y promoción de la salud, la desidia con la que derrumbaron los índices de cobertura del calendario de vacunación y el aumento del 600% promedio de los medicamentos que obligó a miles de personas abandonar sus tratamientos.
Por eso no nos sorprende que hoy estemos viviendo una verdadera crisis social y sanitaria con la irrupción de nuevos brotes de dengue, sarampión, y el recrudecimiento de la tuberculosis y la sífilis, enfermedades controladas durante el siglo XX con políticas sanitarias centralizadas y orientadas hacia la prevención como las campañas de Ramón Carrillo contra el paludismo y la fiebre amarilla en la década del 50.
La potencial pandemia por coronavirus y la llegada de un caso importado a nuestro país, aunque se trate de un virus de baja letalidad, pero con gran capacidad de diseminación, ha encendido todas las alarmas.
Los trabajadores y trabajadoras que conformamos el equipo de salud sabemos perfectamente que para que el sistema de salud esté a la altura de la situación hacen falta mayores recursos. Hoy no contamos con los recursos suficientes ni siquiera para enfrentar los problemas de salud preexistentes a esta situación extraordinaria. Es por eso que decimos que la salud no puede esperar ni los tiempos de la legislatura para discutir un retrasado presupuesto 2020 ni tampoco los vaivenes de una compleja y ajustada negociación con el fondo monetario y los bonistas.
Es necesario dar un fuerte impulso presupuestario para recomponer rápidamente el déficit de personal que padecemos (en relación directa con los bajos salarios) con guardias incompletas, servicios diezmados, falta de insumos y graves problemas de infraestructura, situación que afecta desde los grandes hospitales nacionales y provinciales hasta los centros de atención primaria en los municipios.
Desde la Asociación de Profesionales de la Salud de la provincia de Buenos Aires decimos que en el contexto actual no hay margen para demorar las paritarias de salud en la provincia, ni tampoco para demorar la autorización de partidas presupuestarias extraordinarias para robustecer un lánguido sistema de salud que deberá enfrentar en los próximos meses una situación sanitaria agravada por el hambre y las epidemias.
CICOP
Comisión Directiva Provincial