En sus obras utiliza la manipulación fotográfica para crear imágenes surrealistas en las que destaca la identidad, los sueños y las emociones. La curaduría de la exposición está a cargo del fotógrafo Daniel Muchiut, Curador de la Fotogalería 22 del Museo Pompeo Boggio.
Laura Casado nació en 1983 en 25 de Mayo (B), actualmente vive en Chivilcoy.
En sus obras utiliza la manipulación fotográfica para crear imágenes surrealistas en las que destaca la identidad, los sueños y las emociones.
Su trabajo generalmente se centra en autorretratos en los que, lo femenino, la fuerza, la fragilidad, el miedo, la soledad, el deseo, los sueños se hacen presentes en un mundo diferente y fuera del cuerpo.
Desde muy chica se ha interesado por el dibujo, la pintura y la escultura.
A los 18 años comenzó a estudiar en la Escuela de Artes Visuales de la ciudad de Chivilcoy, años más tarde encontró su forma de expresión a través de la fotografía digital, realizó muchos cursos de fotografía técnica, fotografía conceptual y diseño gráfico.
En el año 2011 expuso «Ramen» una muestra fotográfica musical en bares de Chivilcoy y La Plata.
Actualmente y desde hace varios años, participa de los talleres del Fotógrafo Daniel Muchiut.
MUESTRAS
- Sus obras estuvieron incluidas en varias exposiciones colectivas como «150 exposiciones», «Intimidades», «Homenaje a la música», «Sexualidades», «Nuevo Mundo, Pensar la Pandemia», curadas por Daniel Muchiut.
- En el año 2021 participó de la muestra colectiva «Sin deconstrucción no hay Futuro», curada por Micaela Cartier en el CCNK de Chivilcoy.
- En ese mismo año participó de varias muestras colectivas con Galería Clandestina.
- En abril de 2022 sus fotografías fueron parte de la muestra colectiva del Museo Itinerante de Fotografía, FOLA.
- En 2022 expuso en Fulle Galería en Palermo Soho.
- En 2023 una serie de fotografías en Opengallery.ba, en Palermo Soho.
Catálogo de la muestra
Sobre la obra de Casado, Manuela López escribió:
¿Recordás qué o quién fuiste la última vez que posaste para una foto?
Esa no soy yo. Miro una foto mía hasta disociarme, tengo en mi mano la foto-papel de una niña de unos seis años que posa descomedida frente a un ojo que hoy ya no recuerdo. Es mi foto, sí, pero esa niña no era yo. No al menos de forma total, era mi doble fantasmal, quiero decir, esa que elegí ser para el salto a la inmortalidad de la imagen. Hoy esta foto es quizás, de manera más tétrica aún, registro distorsionado de una pose, de una mirada, de una edad, una época ya muerta. El tiempo, entre otras pestes, deforma.
“Siento que la fotografía crea mi cuerpo o lo mortifica, según su capricho” decía Barthes en su ensayo sobre la fotografía. En “Esto no es Acá” Laura se atreve, se fabrica a sí misma, abre la puerta que nos conduce por un angosto pasillo de 50mm, repleto de eilodones (aquellos dobles de la forma humana que siempre están acechándonos) dispuestos a vaciarnos de nosotros mismos. En estos retratos se nos revela un secreto, decodificarlos es cuestión de soledad y silencio ante el ruido siempre atrapante y seductor de la imagen, acaso ¿Hay otra manera de observar realmente una imagen sino en soledad y silencio?
Es cuestión de sostenerle la mirada al rostro que denuncia, que cuestiona, que pide ayuda, pero también repele, que divaga y medita, que tiene miedo, que sufre y que goza. Un rostro artífice a sabiendas y con esmero. Una maestría en ser aquel pequeño simulacro de lo que en realidad se es, un rostro que no está porque eso que vemos, no es acá y uno se pregunta ¿Dónde?
El desafío de este no lugar es afrontar (pase lo que pase) la connivencia que nos proponen estos retratos.
“Una imagen, mi imagen, va a nacer ¿Me parirán como un individuo antipático o como un buen tipo?” (R.B)
Manuela López