Tras un extenso debate que empezó a las tres de la tarde, la oposición en el Senado convirtió esta madrugada en ley el proyecto impulsado por el “panperonismo”, que limita las subas de las tarifas de servicios públicos. A las 3.20, la votación arrojó 37 votos a favor, 30 en contra, no hubo abstenciones (la pantalla marcó 38 a 29, pero se subsanó verbalmente el error). El Gobierno hizo saber que hoy mismo el Presidente vetará la norma. En este escenario, la CGT analizaba ayer la realización de un paro nacional.
Tras la votación de tarifas, en trámite exprés se sancionaron las tres leyes en que se dividió el polémico mega DNU que Macri había firmado en el verano. Fue por 52 votos a favor, y 11 en contra.
En el largo debate sobre tarifas, con más de 50 oradores (sobre 72 senadores) anotados, volvieron a dividirse claramente los argumentos: del lado de los apoyos al proyecto, que las tarifas tal como las planteó el Gobierno son “impagables”, que comprometen el bolsillo de los trabajadores y de los jubilados, y el futuro de las pequeñas y medianas empresas. Desde el oficialismo de Cambiemos se puso el énfasis en el “enorme” costo fiscal, la necesidad de ahorrar energía, y de reducir el déficit (bajando subsidios), corrigiendo la situación de atraso tarifario heredado de la gestión anterior.
En lo que muchos consideran será un punto de inflexión en la relación entre el Gobierno y el sector del peronismo dialoguista -que en el Senado conduce Miguel Pichetto- la discusión excedió en largos tramos la cuestión de las subas para centrarse en una crítica opositora al rumbo económico, con el tema irresuelto de tarifas como un desprendimiento inevitable.
El peronista formoseño José Mayans, como informante del proyecto opositor que ya tenía media sanción de Diputados, sostuvo que “dio pena el Presidente en su mensaje (del lunes) atacándonos y no diciéndole la verdad a la gente”. “Vienen tiempos peores, esto no va a terminar bien”, sostuvo el formoseño, desde hace tiempo muy crítico del nivel de endeudamiento. Advirtió que el Gobierno decidió “dolarizar” las tarifas y que “el nudo” pasa en el caso de la electricidad, porque las generadoras “reclaman un costo de 75 dólares el megavatio”, que subió “1.300 % en dos años”. “Aumento impagable, demencial”, calificó tras avisar que el megavatio llegaría a $ 1.900 con dólar cercano a $ 26, cuando a diciembre de 2015 valía $ 98.
La réplica llegó del macrista Esteban Bullrich, presidente de la comisión de Presupuesto: “La oposición sabe que el proyecto no tiene ninguna posibilidad de ser implementado. Reconocen que no les importa, porque dicen que quieren enviarle un mensaje al Ejecutivo”, sostuvo Bullrich. Instó a la “normalización” tarifaria, y respondió que “lo que dolarizó la energía en la Argentina fue la política que nos llevó a importar la energía, a pagar de 3 a 5 veces más”, en crítica al kirchnerismo.
La cristinista mendocina Anabel Fernández Sagasti defendió la política energética de la era K, sosteniendo que “el acceso a los servicios públicos era un derecho y para ustedes una mercancía”. Pino Solanas, de Proyecto Sur, pidió “no ser hijos de la pavota” y sostuvo que la política oficial era “una canallada” en que “hacen negocios las grandes corporaciones ligadas al Gobierno”. Solanas cuestionó que el Gobierno no revela el verdadero costo de la energía, sostuvo que el gas mayormente «es argentino» y no puede tener precio internacional; y dijo que era un «triunfo mediático» del oficialismo «el embuste de hacer creer a los argentinos que se deben pagar tarifas más caras».
El neuquino Guillermo Pereyra, del MPN y veterano sindicalista petrolero, hizo historia para asegurar que “el único período que se levantó la producción fue con el gobierno de Alfonsín, con el plan Houston”, seguido luego de gobiernos -que no individualizó- en que “se exprimieron los pozos”; fue crítico con la compra de Repsol por el grupo Eskenazy (operación alentada por Néstor Kirchner) y el período K en que “se subsidiaba todo”.
Pereyra, que el martes estuvo en la Casa Rosada y se suponía que votaría junto con el oficialismo, en línea con el interbloque Federal que lidera el salteño Juan Carlos Romero (un total de cinco senadores que se reunieron con Macri), dio la sorpresa al avisar que votaría a favor de la iniciativa opositora. «Es lo que necesita y reclama la gente», afirmó.
No fue lo único que se salió de libreto, en una tarde en que el Gobierno siguió presionando para torcer el rumbo de las cosas. Hacia las nueve de la noche, se confirmó que Adolfo Rodríguez Saá se había vuelto a San Luis (un voto menos para el proyecto opositor; otro, la santiagueña Blanca Porcel, ausente). Por su parte, la senadora neuquina Lucila Crexell, del MPN pero enfrentada a Pereyra, no tuvo problema en admitir en diálogo con Clarín y otros medios que había negociado su voto de rechazo, a cambio del «compromiso» de la Rosada de prorrogar una ley frutícola de su autoría que beneficia a Neuquén y otras provincias patagónicas. En el bloque del PJ también se ausentó la sanjuanina Cristina López Valverde, pero sí estuvo y votó a favor Rubén Uñac, hermano del gobernador Sergio Uñac. También regresó al recinto a las 2.20 de la madrugada Carlos Menem, para sumar su voto al bloque Pichetto, que integra.
En los discursos de cierre, Cristina Kirchner pidió al Gobierno «reconsiderar la política tarifaria» para conservar «la armonía social». Y Pichetto reprochó al oficialismo que «nunca llegó una propuesta». Recordó que el debate sobre tarifas empezó con los aliados del Gobierno, Elisa Carrió, y la UCR. «No me gusta votar leyes para el veto. Porque es un fracaso de este Congreso», afirmó. Dijo que en estos dos años aumentaron 1.157% el gas, 371% la electricidad, 484% el agua, «la más cara del mundo». «Este es un mensaje, aún cuando veten la ley», completó Pichetto.
El jefe del interbloque Cambiemos, Luis Naidenoff, les respondió cuando el reloj marcaba casi las tres de la madrugada. «Tienen que hacerse cargo de los doce años, del colapso energético, de pisar las tarifas».
«Guarda con ‘los mensajes'», advirtió. «Se llama a la reflexión a un gobierno, yo llamo a la reflexión a la oposición». Siguió: «¿Qué es esto de mandar un mensaje y una señal? ¿Congelar tarifas? ¿Obligar a las distribuidoras de las provincias a devolver sumas, esa es la señal?»
Naidenoff sostuvo que «la sociedad sabe que este gobierno está al límite que heredó una situación de una bomba que hay que desactivar. Y se toma la decisión de ir al Fondo». Y completó: «Ojo con ensamblar la bomba en la retirada y cuando viene otro gobierno, mostrar compromiso de arranque y en el primer quiebre, encienden la mecha». Fue el último discurso, y enseguida se pasó a votar. [Clarín]