Tras conocerse la decisión de la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires sobre la vuelta a las viejas maneras de calificar el rendimiento de los alumnos primarios, el diputado de la UCR/Cambiemos, Diego Rovella, opinó que «es necesario que se tenga un parámetro adecuado para evaluar el aprendizaje y eso tiene que ver con la calidad educativa en general que todos pretendemos para los alumnos. La actual forma de calificaciones llevaba a confusiones y a una falta de incentivos».
Rovella, que es el presidente de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados bonaerenses, señaló además que «lejos de estigmatizar a los chicos, calificar con aplazos (1,2 y 3), o con insuficiente para los más pequeños, lo que hace es indicar con claridad que no se han logrado los objetivos y esto es importante no sólo para incentivar al alumno a tener que mejorar, sino que también serviría para modificar si hiciera falta la metodología de enseñanza de algunos docentes que verán con estos resultados la efectiva comprensión de los chicos sobre lo enseñado. En otras palabras, podría servirle al docente como un termómetro para su propio desarrollo al frente de un aula».
«Demás está decir -agregó el legislador oriundo de La Plata- que esto es una parte de las tantas medidas que se están evaluando en el gobierno de María Eugenia Vidal para mejorar la calidad educativa y hacerla más eficiente.
La notable caída durante estos últimos años es preocupante, y no sólo en la educación primaria. Lo vemos también en el nivel secundario, lamentablemente, y revertirlo es prioritario de cara a un futuro que, en estas cuestiones, ya es presente».
Finalmente, Rovella indicó que «volver a un boletín de calificaciones es poner las cosas blanco sobre negro. Con el actual registro de trayectoria del alumno, los padres no sabían realmente si sus hijos estaban o no aprendiendo determinadas materias, y, por otra parte, no se valoraba el esfuerzo ni se daba el incentivo necesario para una indispensable superación.
Como dice Finocchiaro (Director General de Cultura y Educación), se estigmatiza a un joven cuando llega a la universidad o se presenta para lograr un trabajo y tiene enormes dificultades para leer y escribir. Esto sería lisa y llanamente una «estafa educativa», y yo comparto esa posición. Como también estoy de acuerdo que la educación debe estar en manos del Estado y no de los gremios: los gremios están para discutir salarios y condiciones laborales, pero las políticas educativas las deben fijar los gobiernos», concluyó el diputado radical.