Los intentos por frenar el avance de la variante Delta de coronavirus exceden a las restricciones de ingreso al país. Detrás de las confirmaciones de viajeros con estas mutaciones, que ya son 15, está el Instituto ANLIS Malbrán y un trabajo exhaustivo para analizar cada una de las muestras de los pasajeros que dan positivo en Ezeiza. ¿Cómo es el camino desde el “detectable” del test rápido en el aeropuerto hasta el hallazgo de que la infección es por Delta?
Los controles comienzan 72 horas antes de que la persona suba al avión para regresar a Argentina. Cada pasajero debe hacerse un PCR y completar una declaración jurada antes de embarcar, que incluye datos personales, detalles del vuelo, con quién viaja, lugares que visitó en los últimos 14 días y referencias sobre sus contactos estrechos y síntomas.
“Esta información se va a actualizar en Ezeiza, dentro de la Terminal A, luego de pasar Migraciones y Aduana. Lo hará el viajero en un espacio preparado para su admisión. Allí le harán un test rápido de antígenos, que cuesta $ 2.500 y deberá abonar, y luego tendrá que aguardar el resultado cerca de 15minutos”, le explica Claudia Madies, directora nacional de Habilitación, Fiscalización y Sanidad de Fronteras.
La espera es en el hall de esa terminal, que se desinfecta cada vez que llega un vuelo nuevo. La gente debe permanecer sentada manteniendo distancia, con excepción de los que viajan en burbujas.
El camino que hace una muestra de Covid positivo en un viajero que vuelve al país hasta que se obtiene su ADN, contado por los investigadores del instituto de referencia.
Cuando algún pasajero da positivo, personal de Sanidad de Fronteras y de Seguridad lo retira de esa zona y lo acompaña, por un pasillo especial por el que no circulan otras personas, hasta una carpa donde le toman otra muestra (a partir de un hisopado nasofaríngeo), que se lleva al Malbrán para confirmar el diagnóstico e intentar identificar la variante.
“Esa persona va a ser trasladada hacia un hotel de la Ciudad de Buenos Aires, independientemente de que viva o no en ese territorio, y tendrá que cumplir con un aislamiento de 10 días. En tanto, sus contactos estrechos serán notificados y esperarán aislados”, señala Madies.
En la Ciudad, por ejemplo, podrán hacer la cuarentena obligatoria en sus casas. En la Provincia de Buenos Aires, los que hayan salido del país después del 1 de julio, deberán quedarse en hoteles. Eso aplica a todos los que regresaron del exterior, sean o no contactos estrechos. Al día 7 de aislamiento deberán hacerse un PCR y recién podrán salir si la prueba arroja un “no detectable”.
“Los casos detectables a la semana también serán llevados al Malbrán”, aporta la referente de Sanidad de Fronteras, que explica que son considerados contactos estrechos los acompañantes del infectado en el vuelo (sus familiares o amigos) y aquellos pasajeros que hayan estado “hasta dos asientos adelante, dos hacia los costados y dos hacia atrás”.
Elsa Baumeister, jefa del servicio de Virosis Respiratorias del ANLIS Malbrán, cuenta que “la muestra que se le toma al viajero que da positivo se guarda en un triple envase, por un tema de seguridad, y se envía desde Ezeiza al laboratorio”.
Con el cupo de 600 arribos diarios, suelen recibir las muestras de Ezeiza cada dos días. En total, según precisa Baumeister, les llegan entre tres y cinco positivos cada 48 horas mientras que en el pico de ingresos “detectables” recibían cerca de 80 muestras cada 24 horas. Las muestras se conservan a 4 grados en Ezeiza y luego se trasladan en ese triple envase rotulado con el nombre del pasajero.
Ya en el Malbrán, el contenido se abre dentro de una cabina de seguridad biológica, que es un receptáculo en el que el profesional puede introducir sus manos (con guantes) y manipular los tubos de en-sayo.
Del procedimiento están a cargo dos bioquímicos que utilizan un equipo de protección que incluye ambo, bata, lentes, cofia y máscara N95.
“Uno se ocupa de manipular las muestras y el otro lleva las fichas con el detalle de cada pasajero que dio positivo. El primer paso es abrir todos los envases y colocar los tubos dentro de la cabina de seguridad sobre un soporte o gradilla. A cada tubo se le va a asignar un número de registro dentro del laboratorio”, detalla Baumeister.
A las cerca de cinco muestras que reciben de Ezeiza se van a sumar otras de interés. “Analizamos, a su vez, la de viajeros que llegaron a sus provincias y recién en el hisopado del día 7 dieron positivo, también los casos de reinfección, y los de algunos contagiados que están cursando un cuadro grave siendo jóvenes y sanos. Incluso nos llegan muestras de personas que fallecieron por Covid y transitaron un cuadro severo que llamó la atención por alguna razón”, comparte la especialista de Virosis Respiratorias del Malbrán.
Pero para lograr ese análisis, primero hay que separar el ARN del virus. “Esto se logra uniendo con una mini pipeta parte de la muestra con una solución de lisis. Esa solución rompe las partículas vira-les. Esto va a generar que quede expuesto el ácido nucleico del virus, es decir, el ARN”, precisa Baumeister.
En la siguiente etapa, explica la experta, “se va a extraer el ARN, a partir del uso de partículas magnéticas o columnas de sílica, y se va a colocar en microplacas con una mezcla de reacción para hacer el test PCR en tiempo real”.
No siempre es posible realizar la secuenciación genómica. “El resultado del test PCR puede ser detectable, es decir, que el virus esté presente en la muestra, pero que la carga viral no resulte suficiente para determinar la variante”, advierte.
Las muestras que cumplan con los requisitos para la secuenciación quedan en manos de Josefina Campos, coordinadora de la Plataforma Genómica del ANLIS Malbrán. “Lo primero que hacemos es pasar ese ARN a ADN, a partir de otros ciclos de calentamiento y enfriamiento mezclando el ARN con nuevos reactivos. Luego, ese producto se divide en dos y se suman reactivos específicos, es decir, para lograr un volumen mayor que resulte útil para su análisis”, detalla Campos sobre el trabajo que le demanda unas seis horas.
El proceso termina con la notificación al Ministerio de Salud de la Nación, que difunde los datos. Como pasan varios días entre la llegada de los viajeros y la confirmación de las mutaciones, suele ocurrir que los aislados con la variante Delta se enteran de que se infectaron con ella cuando ya están por finalizar su cuarentena obligatoria. (Clarín)