En la pasada sesión del Concejo Deliberante, en el marco del debate acerca de dos proyectos de ordenanza, las oportunas fundamentaciones en el recinto, hicieron tambalear votos afirmativos, logrando abstenciones no consensuadas o al menos sorpresivas “in situ”.
La primera situación se dio al tratarse el proyecto de ordenanza para la imposición de nombre “Dr. René Favaloro” a la avenida 8 mano derecha de nuestra ciudad, impulsado por el Frente Renovador y Cambiemos, en la que la concejala Fabiana Rocha del Bloque “Lealtad” del FpV/PJ manifestó a través de una detallada fundamentación su voto negativo.
En diálogo con DECHIVILCOY, la concejala peronista indicaba acerca de la sesión que “fue muy compleja e interesante” y agregó al respecto que “yo ya había manifestado que no estaba de acuerdo y que iba a fundamentar en el recinto el porqué de mi negativa”.
“En la imagen del Dr. Favaloro, reconocido mundialmente como el inventor del By Pass, no es muy conocido su pasado oscuro, ligado a la Dictadura, por lo que traté de especificar paso por paso toda su carrera y su apoyo explícito a la Junta Militar” prosiguió Rocha, “eso hizo que muchos concejales que habían estado de acuerdo, se abstuvieran también de votar, por lo que les agradezco”.
En este sentido cabe destacar que sumado a la negativa de la edil, hubo tres abstenciones y el resto voto positivo.
La concejal Rocha citó textual parte de lo expuesto en el recinto, recordando palabras del reconocido médico ante un medio de comunicación, “dijo que no quiso ser recordado como médico sino “como un gran humanista”, pero su declaración es un tanto contradictoria, dado que fue un ferviente impulsor y promulgador de la dictadura militar argentina iniciada en 1976” y recordó fotografías junto a Videla, su apoyo a la guerra con Chile (Canal De Beagle), sus viajes en acompañamiento a la Junta Militar, los subsidios por millones de dólares para la Fundación que lleva su nombre, y la fatídica frase efectuada en el marco de la Guerra de las Malvinas ante las cámaras de televisión, “detrás de la Junta Militar están todos los argentinos”.
“El Legado estratégico de Perón”
Por otra parte, se dio una situación particular con siete abstenciones para el pedido de declaración de “interés municipal” a la película de Pino Solanas sobre Juan Domingo Perón presentada en el Cine Metropol con la presencia del reconocido cineasta (ver nota) “fue sobre el momento, porque en realidad íbamos a votar todos por la positiva” indicó Rocha, “toda su vida Pino Solanas ha hecho películas con una fuerte base social y peronista, ensalzando la figura de Perón, mostrando también sus debilidades, además de referenciar parte de la historia argentina”.
Los siete concejales del Frente para la Victoria (ausente Marcos Bongianino), se abstuvieron de acompañar la iniciativa, debido al tenor de las palabras del concejal oficialista, Guillermo Pinotti, “porque la defensa del concejal del Frente Renovador fue en contra, no hizo un análisis de la película, sino que se puso a discutir sobre los doce años de gobierno kirchnerista, por lo que entendimos que su defensa fue poco feliz, provocando que sobre último momento los concejales justicialistas no apoyemos la iniciativa”.
“Esto lleva a un debate interno en torno a la manera en la que llegan los proyectos al Concejo y su tratamiento” prosiguió, “hace que nos manejemos de otra manera, con investigación profunda y a comprometernos con lo que hacemos, si tenemos en cuenta además lo ocurrido con lo de Favaloro. Antes de largar una ordenanza o propulsar un proyecto, habría que consensuar de otra manera” concluyó.
Fundamentación Negativa “René Favaloro”
A continuación, detallamos textualmente lo expuesto por la concejala Rocha en su fundamento por la negativa a la imposición de nombre.
Rene Favaloro, dijo en una cita periodística, “no quiero ser recordado como médico sino como un gran humanista”, pero su declaración es un tanto contradictoria, dado que fue un ferviente impulsor y promulgador de la dictadura militar argentina iniciada en 1976.
Aún circulan innumerables fotos de su almuerzo con Videla, en 1976; su viaje acompañando al dictador en la visita a Venezuela, en el mismo año; la excursión al Canal de Beagle, para apoyar a las tropas en una eventual guerra con Chile, en 1978, o la colocación de la primera piedra del Instituto de Cardiología por parte del almirante Armando Lambruschini, flamante miembro de la Junta, en diciembre de 1979.
La recompensa a semejante obsecuencia no se hace esperar: en 1980 la dictadura le otorgó a Favaloro un subsidio de casi siete mil millones de pesos ley (varios millones de dólares en términos actuales). Mientras, los apoyos “simbólicos” del médico continuaron, como el viaje a las Malvinas, en 1982, para la asunción como gobernador del archipiélago de Mario Benjamín Menéndez, integrando una comitiva en la que también estaba Videla. En abril de 1982, en una entrevista efectuada por Roberto Maidana, para el noticiero Telenoche de Canal 13, Favaloro expresó la frase que lo marcaría de manera definitiva: “Detrás de la Junta Militar están todos los argentinos”.
Se le cuestiona a Favaloro haber estado “en posición de” conocer los atroces crímenes y no haberlos denunciado. El mismo Favaloro reconoció ante el historiador Osvaldo Bayer que si repudiaba a la Junta Militar, la obra de su vida, habría sido imposible porque sin los avales gubernamentales, los créditos internacionales de financiamiento de la Fundación hubiesen quedado cancelados en forma automática.
También Favaloro defendió en los medios de comunicación la medida tomada por Carlos Menem de recortar el presupuesto de la UBA afirmando que la universidad pública debía cerrarse porque había demasiados médicos en Argentina, cuando el año anterior había fundado su propia universidad con cuotas inaccesibles para las clases trabajadoras.
Absolutamente todos los gobiernos subsidiaron a la Fundación Favaloro: la dictadura militar, el gobierno de Alfonsín, el de Menem. Además de contar con los beneficios de exención impositiva y créditos a tasas preferenciales.
El Estado debe ser muy prudente en el manejo de los subsidios porque tiene obligaciones propias; su función principal no es subsidiar al sector privado. Y una fundación no puede crearse para subsistir de los beneficios que le pueda otorgar el Estado. Debe tener viabilidad propia porque pertenece al sector privado; filantrópico, pero privado.
En cuanto a la Fundación Favaloro, “a partir de los subsidios que recibía, tenía cierta responsabilidad moral para con el Estado, pero sólo excepcionalmente atendió en forma gratuita.
La Fundación Favaloro atendió gratis al escritor Augusto Roa Bastos, que no tenía dinero, pero sí tenía, digamos, un capital cultural; atendió gratis a otras personas, pero en cantidades que no son significativas en términos demográficos, epidemiológicos.
No hay que olvidar que los fondos públicos que se adjudican a fundaciones dejan de otorgarse a los propios servicios estatales, que es donde se atiende la mayoría de la población de nuestro país.
“Hay que mirar con alguna sospecha los subsidios del Estado a las fundaciones que ofrecen servicios de salud”, sostiene el sanitarista José Escudero, profesor en las universidades de Buenos Aires, Rosario, La Plata y Luján. La sospecha del especialista proviene de que “contra lo que suele pensarse, actualmente en la Argentina el Estado es el más eficiente prestador de salud, con sus servicios propios, sus hospitales públicos: es así, rigurosamente, si uno mide los servicios que presta en relación con el dinero que utiliza. El Estado es quien atiende a los pobres, quien se ocupa de las patologías más complicadas y quien atiende a la gente que queda ‘colgada’ por el incumplimiento de las prepagas y las obras sociales”.