Con controles policiales, aunque sin respetar las recomendaciones por la pandemia, los adolescentes tuvieron su tradicional festejo.
Con bengalas, bombas de estruendo, cánticos, pero casi sin barbijos ni protocolos pese a la pandemia de coronavirus, los jóvenes que empiezan a cursar su último año de secundario coparon plazas y escuelas de diversas ciudades bonaerenses. Con controles policiales en algunos municipios y bajo la mirada atenta de padres en otros, los adolescentes vivieron el ya tradicional Último Primer Día (UPD), que este año despertó aún más polémica por el peligro de contagios de Covid-19 entre jóvenes.
Lejos de acatar las recomendaciones de los Municipios y otros organismos, quienes pidieron postergar y hasta suspender este tipo de festejos para evitar la generación de focos de contagio de Covid-19, los estudiantes se congregaron desde muy temprano, rodeados de bengalas y bombas de estruendo, lo que despertó el enojo de muchos vecinos.
Muchas ciudades bonaerenses de gran envergadura como La Plata, Junín y Mar del Plata tuvieron actos de este tipo. Chivilcoy no fue la excepción, aquí también un grupo de estudiantes hizo caso omiso a lo que se recomendó desde el Municipio.