Es cierto que a medida que sumamos años, la mente va almacenando infinidad de momentos que acontecen en diferentes etapas de nuestra vida.
Lo que cuesta imaginar es que, al enterarnos de un triste episodio, un mecanismo se activa de la tal forma que en segundos una ametralladora de recuerdos se precipita inundando todos los espacios.
Esto fue lo que me sucedió el sábado 27 de noviembre, cerca del mediodía, al recibir la dolorosa noticia del fallecimiento de Domingo Jorge.
Mi pensamiento volvió hasta marzo de 1975. Allí nos conocimos, iniciando la secundaria en el Colegio Comercial. Poco bastó para hacernos amigos y generar una hermosa amistad.
Vivíamos a 4 cuadras, en el barrio de la Plaza Mitre. Nos encontrábamos en Dorrego y Deán Funes. Desde allí, una larga caminata hacia el Colegio Nacional (donde funcionaba la Escuela de Comercio). A veces, en la esquina de La Perla hacíamos “dedo” hasta el Colegio. A la salida, también juntos, emprendíamos el regreso. Aún me parece ver a su madre saludándonos desde la puerta de casa, como celebrando la vuelta.
Vinieron luego las primeras salidas, los cumple de quince, las noviecitas, el viaje de egresados, los festejos del día de la primavera en Gorostiaga, la Velada estudiantil y miles de anécdotas más. Etapa inolvidable sustentada por un maravilloso grupo de chicas y chicos que fuimos PROMOCION COMERCIAL 1979, a la que Domingo adoraba.
El destino nos reencontró en 1985 cuando casi en simultáneo ingresamos al Banco Francés. Fue una alegría para ambos transitar otra etapa de la vida. Y durante quince años -junto a un inolvidable grupo de trabajo- nos formamos como personas y profesionales.
Evoco al pasar las épocas de nuestros casamientos, la construcción de las viviendas, el nacimiento de los hijos, y cientos de horas compartidas en el ámbito laboral. Con el correr del tiempo, merced a su dedicación y capacitación, Domingo ocupó un alto cargo en la Institución. De esa etapa, rescato un saludo típico al cruzarnos en la calle: “Chau saracha!!!”. Solamente él y yo sabíamos el significado que dábamos a esa frase.
Y como viejos amigos, Domingo, ahora te tuteo. A fines del 2019 hiciste lo imposible por reunir en tu casa a nuestro 5to. “A” de la PROMOCION COMERCIAL 1979. Cuando empezaste a ubicarnos, decías: “Ya tengo el fuego encendido, pongan fecha que yo me encargo de todo”. Y así fue que un mediodía de noviembre de ese año nos “juntaste” en tu domicilio agasajándonos con un rico asado y ni te sentaste porque solo querías atendernos. Risas, chistes, videos, fotos y anécdotas alargaron el almuerzo hasta altas horas de la tarde.
Hace poquitos días nos encontramos y me dijiste: “Tenemos que volver a juntarnos antes de fin de año, el grupo se está moviendo y comunicando, saben que los espero, el fuego siempre está encendido……”
Omar Daniel Vero