La presentación adelantada, el reacomodamiento del Gabinete y la apuesta por obras simbólicas muestran la estrategia con la que el oficialismo busca sostener gobernabilidad en un contexto menos favorable.

La presentación anticipada del Presupuesto 2026 -aproximadamente un mes antes de lo habitual- no es un dato menor, sino un movimiento político calculado. El Ejecutivo busca asegurar la aprobación del proyecto antes del recambio del Concejo Deliberante, donde perdería la mayoría circunstancial que hoy mantiene gracias a varios aliados. En términos prácticos, intenta blindar su hoja de ruta financiera y de gestión para el próximo año mientras todavía controla el escenario legislativo.
Blindaje presupuestario antes de un nuevo mapa político
El oficialismo sabe que el nuevo Concejo podría ser menos favorable y, por lo tanto, la aprobación del presupuesto podría convertirse en un terreno de negociación más complejo. Adelantar el tratamiento le permite: evitar condicionamientos de una oposición más fuerte y cohesionada; garantizar recursos y prioridades propias antes de que cambie la correlación de fuerzas y conservar capacidad de maniobra durante 2026, incluso si el clima político se vuelve menos favorable.
La creación de la Secretaría de Servicios Públicos: un movimiento hacia afuera y hacia adentro
La decisión de crear la Secretaría de Servicios Públicos independiente de la de Obras Públicas -y la posibilidad de que Néstor Dabi esté al frente- confirma un reacomodamiento interno del oficialismo tras las elecciones. El intendente ya había anticipado que Dabi se sumaría al Ejecutivo y mencionó en varias oportunidades que se venían cambios en el Gabinete, incluida la creación de una nueva Secretaría.
En este contexto, la cartera apunta a convertirse en un área central, especialmente porque muchos de los reclamos de la comunidad están vinculados al mantenimiento urbano y a la calidad de los servicios. Por eso, más que una simple modificación administrativa, esta decisión puede leerse como una estrategia para abordar una de las principales debilidades de la gestión actual.
La emergencia por un año: más flexibilidad
La declaración del estado de emergencia social, económica, financiera, administrativa y sanitaria por un año -ya utilizada, por ejemplo, en 2025- funciona como una herramienta de gestión ampliada. Desde la lectura política, permite: agilizar contrataciones y procedimientos administrativos sin depender del Concejo; sortear eventuales bloqueos legislativos de la nueva composición y conservar discrecionalidad, especialmente en materia de compras y reasignación de partidas.
Obras destacadas
Dentro del Presupuesto, están incluidas dos obras que sobresalen por lo que representan simbólicamente en la comunidad. En esto se incluye inversiones en la Plaza 25 de Mayo, que incluye la puesta en valor de la Fuente de Hebe y reparación de caminos internos ($234 millones) y el Polideportivo de la Av. 86 ($256 millones). Ambas obras figuran entre las intervenciones más significativas contempladas para 2026: la Fuente por ser unos de los ejes de todas las discusiones sobre el estado actual de la ciudad; y el Poli que sigue en stand by y todavía no puede ser utilizado.
Un presupuesto más político que técnico
El Presupuesto 2026 más allá de ser un conjunto de números, es un instrumento de control y supervivencia política que refleja: la necesidad del Ejecutivo de adelantarse a un nuevo escenario legislativo; un reacomodamiento interno tras las elecciones; el uso de la emergencia como mecanismo de gobernabilidad y obras pensadas para recuperar la confianza de la comunidad.
En suma, el presupuesto funciona como un manual de lectura anticipado de cómo piensa gobernar el oficialismo en un año donde el equilibrio de poder ya no será tan favorable como antes.








