Documento argumentativo del Colectivo Abarcar. En respuesta al proyecto de Hacemos por Chivilcoy sobre el “Día Mundial de la Obesidad”

Colectivo ABARCAR
“No hay cuerpos que necesiten ser corregidos; hay miradas que necesitan ser transformadas” (Laura Contrera).
Introducción y contexto
El bloque Hacemos por Chivilcoy presentó un proyecto de ordenanza que propone iluminar edificios públicos para conmemorar el llamado “Día Mundial de la Obesidad”, con el objetivo declarado de “concientizar sobre una enfermedad que afecta a la población mundial”.
A primera vista, la propuesta puede parecer una acción simbólica de sensibilización. Sin embargo, su redacción reproduce un enfoque biomédico tradicional que entiende la gordura como patología y sitúa a las personas gordas como objeto de prevención o corrección. Al tiempo que apela al lenguaje de la empatía, la inclusión y la salud integral, el proyecto reafirma la idea de que “la obesidad es una enfermedad que debe visibilizarse”.
Este uso instrumental de conceptos desarrollados por los activismos de la diversidad corporal -empatía, integralidad, visibilización- vacía de contenido sus fundamentos políticos y éticos, que es el derecho a habitar el cuerpo sin estigma. En lugar de cuestionar los prejuicios pesocentristas, la iniciativa refuerza una narrativa reduccionista que moraliza los cuerpos, legitima la discriminación estructural y asocia el tamaño corporal con enfermedad, falta de voluntad y peligro sanitario.
“El cuerpo gordo no es un problema público. El problema es el modo en que las políticas públicas lo nombran”.
Esta apropiación del discurso de la diversidad corporal, sin modificar el paradigma pesocentrista, desvirtúa los avances alcanzados por los activismos y por las políticas públicas con enfoque de derechos.
Desde el Colectivo Abarcar, manifestamos nuestra profunda preocupación ante esta propuesta y consideramos imprescindible aportar un análisis técnico y político que permita repensar la forma en que los gobiernos locales abordan las diferencias corporales. Lejos de promover la salud integral, iniciativas como ésta terminan profundizando el estigma hacia los cuerpos gordos, validando discursos discriminatorios y reproduciendo la patologización del cuerpo como único modo de pensar la salud.
Decir que “la obesidad es una enfermedad” y, al mismo tiempo, invocar la inclusión, es una contradicción. No hay inclusión posible mientras la diferencia corporal siga siendo enunciada como patología.
Colectivo ABARCAR
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